El meta que crece día a día.

Publicado por Redacción en

Fran Vieites apunta a debutar en la portería del primer equipo en el partido de Copa del Rey.

Las primeras eliminatorias de la Copa del Rey suelen ser terreno abonado para que jugadores con pocos minutos o sin ninguno afloren y tengan su oportunidad. El técnico celeste, Óscar García Junyent, avisó el pasado sábado de su intención de pelear esta competición, pero dispone de futbolistas bastantes en la primera plantilla y en la segunda como para forjar un equipo lo suficientemente competitivo como para eliminar sin pasar sustos a un Tercera como la Peña Azagresa. Y en primera fila de estos elegibles se encuentra Fran Vieites.
El portero nacido en Pontecesures en 1999, que ha ido convocado en cuatro ocasiones en Liga con la primera plantilla –dos en la campaña 17/18 y otros dos en la presente–  ejerce de segundo de Rubén Blanco desde que la pasada semana se lesionó Sergio Álvarez. Con Iván Villar también lesionado, parece difícil que Óscar García arriesgue podiendo como titular al único guardameta de la primera plantilla que le queda sano. De ahí que se abran las puertas para Vieites, un portero de más de 190 centímetros de altura, de complexión fuerte y zurdo. Pero, sobre todo, un chaval que ha evolucionado merced al trabajo diario desde su llegada al club a los 16 años procedente del Bertamiráns.
Por entonces, pese a que ya había debutado en Tercera gracias a sus condiciones naturales, el futuro guardameta tenía mucho por pulir. Y lo tuvo que hacer centrándose en el trabajo día a día y no tanto en los partidos. De hecho, en su carrera como celeste, ya de cuatro años, ha pasado largas temporadas ejerciendo de segundo. Jugando poco, pero entrenando mucho.
Sus condiciones y su actitud no ha pasado desapercibidas ni para el club ni para los técnicos del primer equipo. Por ejemplo, ya Eduardo Berizzo lo subió en numerosas ocasiones a entrenar con el primer equipo y el pasado verano realizó la pretemporada bajo las órdenes de Fran Escribá.

Mucho trabajo detrás
De aquel chico que salió del Bertamiráns, y que pasó una semana entrenando en la cantera del Atlético justo antes de aterrizar en el Celta, ya va quedando poco. La mejoría es palpable física, táctica y psicológicamente. El trabajo realizado por los preparadores de porteros célticos, como Gael o Nando, y su propia actitud le han permitido estar ahora, parece, en el sitio perfecto en el momento perfecto. Mañana, si Óscar le da la oportunidad, tratará de aprovecharla y de disfrutarla.


Atlántico.net


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