Alfonso Solar: «Nadie ha dado tantos besos a los vecinos del pueblo que uno quiere, y eso es un privilegio».
El médico Alfonso Solar Boga cumplirá 42 años como rey Melchor en la cabalgata de Padrón.
Este es un reportaje no apto para leer los niños porque desvela uno de los grandes secretos de la tradicional Cabalgata de Reyes de Padrón: la identidad de una de sus majestades. En cambio, sí es de lectura recomendable para padres, tíos y hasta abuelos que, seguramente de pequeños, la noche del 5 de enero le dieron un beso al Rey Melchor y, más concretamente, a Alfonso Solar Boga. El prestigioso médico de 62 años, afincado profesionalmente en A Coruña pero natural de Padrón, a donde regresa cada fin de semana, cumplirá hoy 42 años vistiendo las ropas del Rey Melchor, solo interrumpidos durante dos Navidades en las que no se celebró la cita a causa de las inundaciones.
Hablar con Alfonso Solar de su papel como Rey Melchor es hacerlo de la historia de la cabalgata de Padrón, pero también de sus gentes y de su amor declarado a la villa: «Soy muy afortunado. Puedo presumir de que se me acerquen abuelos que vinieron a junto de mí de niños, en las primeras cabalgatas, y eso hay que valorarlo como una suerte». «Nadie le ha dado tantos besos a los vecinos del pueblo que uno quiere y eso es un privilegio».
Son algunas de las confesiones que hace Alfonso Solar cuando mira hacia atrás y habla de sus vivencias en la cabalgata, que se remontan a 1978. Todo empezó de una manera un tanto peculiar, cuando varios jóvenes unidos por el hockey, como Masito Beiró Martínez, José Ángel González Piñeiro, Jesús Fraiz Calvo, Ramón Garea Rodríguez, y Totono y Cleto Barreiro Sorribas, se plantearon celebrar la cabalgata de Reyes, que en Padrón no había desde que quedara sin pagar el alquiler de las ropas de otra cita anterior. Los jóvenes no tenían dinero pero en su ingenuidad pensaron que tampoco costaría tanto celebrarla: sería cuestión de hacer unos trajes y comprar unos caramelos. La idea cogió fuerza y hablaron con el Concello pero el entonces alcalde, Eduardo Otero, les recordó que había una deuda pendiente y que había que pagarla antes de que el Ayuntamiento se pudiera implicar en la organización. El grupo lo valoró como «injusto», pero siguió adelante, limitando la cabalgata a A Matanza, Extramundi y Rois.
Los trajes de los Reyes los consiguió Masito Beiró por el trabajo de su padre en la Nestlé; las pelucas eran de carnaval y las barbas, de estropajo. Ese año, fueron: Gaspar, Mon Garea, Baltasar, Totono Sorribas, y Melchor, Alfonso Solar. Esa primera cabalgata, que es el germen de la actual, fue un éxito, pero no gustó en Padrón, donde según recuerda Alfonso, «nos dieron palos por todas partes, hasta en el periódico, pese a que éramos buenos chicos».
Rescatados del Sar
A partir de ese año empezaron a organizarse, a recaudar fondos yendo puerta por puerta y poco a poco se fueron sumando otros organizadores, como las amas de casa, entre las que Solar menciona a Mary Lago, Conchela López, Elena Palén y Angelines Parra. Poco a poco, Padrón empezó a tener «cabalgatas mejores» porque la gente respondía y los promotores quisieron dar un salto cualitativo para mejorar la llegada de los Reyes Magos a la villa.
Si en los primeros tiempos los Magos llegaban a Padrón en tren, hubo dos años (1981 y 1993) que lo quisieron hacer en barca por el río Sar, pero en una ocasión «calculamos mal las mareas y nos tuvieron que rescatar y sacar del río en el colo», recuerda Alfonso Solar. Para mejorar aún más la llegada, en 1982 se les ocurrió que podían hacerlo en helicóptero y se fueron a la Diputación de A Coruña a solicitar uno. El entonces presidente del organismo provincial, Enrique Marfany, se lo concedió de forma sorprendente pero, una vez llegado el día, el Rey Gaspar vomitó nada más bajar del helicóptero y poner un pie en el campo de fútbol. No obstante, esa llegada «fue lo máximo; ya no se podía superar», dice Solar. También se les ocurrió que la cabalgata podía empezar por la mañana, con la lectura de un pregón, que en 1983 leyó Pepe Domingo Castaño, y hasta fueron a hablar con el arzobispo Ángel Suquía para pedirle apoyo económico.
Todo ello hasta que el Concello echó mano de la organización hace más de veinte años, con la animadora cultural Cruz Taboada al frente, de modo que cada 5 de enero es un «día sagrado» para Solar, que tiene una cita ineludible con los niños de Padrón y comarca. «Cada año me pasan muchas cosas por la cabeza y me trae muchos recuerdos. Desde que empecé, pasó el tiempo suficiente como para echar de menos a muchas caras en los balcones de la villa, a través de los que puedes ver el paso de la vida. Falta gente en ellos pero hay otra nueva».
A todos estos entrañables recuerdos, el médico añade la única pega que le pone a su condición de Rey Melchor: su hija casi no recuerda ninguna cabalgata de Padrón ya que se la llevaba su mujer Begoña a ver la de Vilagarcía. «Para mi hija, ese día yo siempre estaba de guardia».
«Me gusta ver el 5 de enero el paso del tiempo en mi tierra»
«Mis primeros recuerdos de la Cabalgata de Reyes en Padrón se remontan a los años 1962-1964: organizada por la Delegación de Juventudes, salía a caballo (uno de Picusa, otro de Tejidos Ramos y el tercero de la Ferretería Francisco García) desde las instalaciones de Fenosa, precedidos por la banda municipal y escoltados por pajes con antorchas que recorrían las calles de Padrón para dirigirse al Ayuntamiento», recuerda Alfonso Solar, responsable de la unidad de Gastroenterología Pediátrica del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera (Chuac) y que este año recibió la medalla de oro y brillantes del Colegio Oficial de Médicos de A Coruña en reconocimiento a su trayectoria profesional y los valores que transmite durante su ejercicio.
Como compañeros de cabalgata, Solar recuerda que le acompañaron durante muchos años Ramón, funcionario del Ayuntamiento jubilado; Eugenio Iglesias Catoira, y últimamente Arturo Reboyras. El médico padronés insiste en que «es un privilegio» vestir las ropas del Rey Melchor cada 5 de enero y recuerda que todo empezó hace más de cuarenta años, «una noche de verano en la que se reunió un grupo de chavales que tenía muchas ganas de hacer cosas por el pueblo».
«Me gustaría seguir participando en la cabalgata; no me preguntes cuántos años pero, si tengo salud, sí quiero porque me sigue gustando ver el paso del tiempo en mi pueblo la noche del 5 de enero», dice Solar, para quien ese día le sirve para reafirmarse, dice, «en una de las pocas convicciones que tengo: que Padrón es el mejor sitio para estar».
La Voz de Galicia
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