Anxo Moreiras: «No salgo; mis padres me dejan la bandeja con comida en la puerta de la habitación».
Se contagió en Madrid y viajó el domingo hasta su tierra natal, a orillas del Ulla, en transporte público.
Se contagió en Madrid hace días y regresó «en transporte público» a su tierra natal para pasar la cuarentena. Es Anxo Moreiras, un joven de Pontecesures con coronavirus que pasa las horas metido en su habitación, de la que no sale porque no quiere contagiar a nadie.
«Mis padres me
dejan una bandeja con comida y todo lo que necesito en la puerta de mi
habitación; cuando se van la abro un poco, siempre con la mascarilla
puesta, recojo lo que me dejaron y vuelvo a cerrar», explica.
«Limpiamos el pasillo con desinfectante varias veces al día y tomamos todas las medidas necesarias, por eso quiero decir a la gente que puede estar tranquila y calmada, ya que no voy a contagiar a nadie ni soy un monstruo», manifiesta este joven de 21 años.
Todo empezó el miércoles de la semana pasada cuando salió de trabajar, en Madrid. Eran las 17.30 horas y se sintió mal, «como con gripe«, por lo que decidió acudir al centro de salud.
Lo atendió una médica que estaba de guardia «que me dijo que tenía un cuadro vírico sin mayor importancia y me recetó paracetamol».
Al
día siguiente volvió a su puesto de trabajo, pero tuvo que irse antes
de tiempo «porque me encontraba muy mal», asegura. Así que regresó al
médico «y me dijeron que tenía placas en la garganta, recetándome esta
vez un antibiótico».
150 pulsaciones por minuto
Así estuvo hasta el domingo, cuando su situación empeoró de manera notable. Despertó de madrugada «con 150 pulsaciones por minuto y fuertes temblores». Lo que hizo fue telefonear al 061 «y me dijeron que acudiera al centro médico».
Una vez
allí «llamaron a una UVI móvil, y el médico de esta unidad y el del
ambulatorio no se ponían de acuerdo, ya que uno decía que no tenía
síntomas claros y el otro creía que tenía que irme al hospital
rápidamente».
Platos desechables
Así que cogió un taxi y se fue al centro hospitalario, «donde me hicieron todo tipo de pruebas y comprobaron que mis marcadores víricos estaban muy alterados, aunque sin concretar si se trataba de coronavirus o no, por lo que me dijeron que podía salir a la calle e incluso que podía regresar a casa de mis padres si tomaba precauciones, como ponerme la mascarilla», relata.
Fue lo que hizo. Anxo Moreiras senín dejó la capital para tratar de curarse en su vivienda del Ullán, donde cumple un estricto aislamiento domiciliario.
«No salgo de la habitación para nada, por precaución, usamos platos desechables, no mantenemos ningún tipo de contacto, salvo el telefónico y, en definitiva, elevamos las medidas de prevención al extremo para evitar problemas«, relata el joven desde su «retiro».
Añade el pontecesureño contagiado por el Covid-19 que los médicos, con los que habla por teléfono y que le confirmaron desde Madrid que ha dado positvo, le dicen que cuando ya no tenga síntomas solo tiene que esperar 24 horas antes de volver a salir a la calle. «Pero eso me da igual, porque tengo pensado esperar dos o tres días, para evitar problemas mayores».
Faro de Vigo
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