…Cuando los mimbreros tenían gran demanda de cestos para el campo e incluso muebles de hogar.
José González Boga, maestro mimbrero del barrio de A Trabanca, Padrón, en 1978.
La de mimbrero fue antaño una profesión muy cotizada. Cuando todavía no existían las actuales espuertas de plástico, en el campo se recogía la cosecha en grandes cestos de mimbre elaborados por artesanos habilidosos con las manos. De hecho, hay referencias del antiguo Egipto en las que se plasma que ya entonces se utilizaban depósitos construidos con estas largas ramas amarillas, caracterizadas por su robustez y al mismo tiempo elasticidad, para almacenar los frutos y cereales de la cosecha. Hasta no hace mucho, en Galicia había en cada aldea y pueblo (en algunos incluso varios) un mestre cestero que conocía el arte de trenzar los mimbres. Podían fabricar cestos de diferentes tamaños, formas, con diversos tipos de asa, siempre con la ayuda de una plantilla de madera con varios agujeros, que permitía construir la base de la estructura. Pero más allá de los cestos, hubo una época en la que también se pusieron de moda los muebles elaborados con mimbre. Así, en el siglo pasado era frecuente encontrarse con lámparas, sillas o pequeñas mesas auxiliares fabricadas con este material.
El Correo Gallego
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