Agrede a una profesora del colegio de su hijo en Padrón y acaba condenada a un año y tres meses de prisión y a pagar 2.800 euros.

Publicado por Redacción en

En una imagen de archivo, la sala de vistas de la Audiencia Provincial en Santiago

En una imagen de archivo, la sala de vistas de la Audiencia Provincial en Santiago.

La acusada entró en el centro, dijo a la docente «a ti te tengo ganas yo» y después la empujó haciendo que cayese al suelo

La ley reconoció a los profesores —entre otros colectivos— como autoridad para protegerles de los no infrecuentes ataques que sufrían por parte de los padres de sus alumnos. Casos como el ocurrido en un colegio público de Padrón el 1 de junio del 2021 son buen ejemplo de las situaciones que muchos docentes tienen que afrontar en sus trabajos. Ese día, la madre de un alumno entró a las 9.30 horas en el centro educativo y «con ánimo de menoscabar y atentar contra el principio de autoridad representado por la vicedirectora», según recogen los hechos probados de la sentencia, se dirigió hacia la docente y le dijo «a ti te tengo ganas yo», al tiempo que le propinó un fuerte empujón que hizo que la víctima cayese al suelo.

Las consecuencias de la caída no fueron menores, ya que la profesora sufrió lesiones en el hueso sacro y en el glúteo derecho, aunque no fue necesario que se sometiese a tratamiento médico quirúrgico. Eso sí, tardó 35 días en sanar, de los que 14 fueron de perjuicio moderado y otros 21 básico. No le quedaron secuelas.

La agresión fue investigada por el Juzgado de Instrucción número 1 de Padrón y el asunto acabó en un juicio que se celebró en el Juzgado de lo Penal número 2 de Santiago, que condenó a la madre del alumno a un año y tres meses de prisión por un delito de atentado, así como a una multa de 900 euros por otro delito leve de lesiones. Además, la sentencia fija una indemnización por responsabilidad civil por la que la acusada deberá abonar a la profesora 1.900 euros, más los intereses legales.

En aquella primera sentencia no solo se condenó a la madre, sino también a su esposo, que estaba con ella el día que se produjo la agresión a la docente. La sentencia estima como hecho probado que el hombre intentó provocar al director del colegio padronés diciéndole «pégame, vamos pégame», al tiempo que le daba dos o tres veces con la mano en el pecho «sin fuerza» y «sin causarle lesiones ni daño o dolor y sin que conste un propósito de causárselos».

A él lo condenaron en primera instancia a un año de prisión por un delito de atentado, pero la sección sexta de la Audiencia Provincial, la que tiene su sede en Santiago, le ha absuelto a la hora de resolver el recurso de apelación que interpuso el matrimonio condenado. Y es que los magistrados han entendido que el acusado no impidió ningún acto que pudiera estar realizando o que pretendiera llevar a cabo el director del colegio y que tampoco lo agredió, por lo que no cometió atentado.

No se presentaron al juicio y dijeron no saber quién era la víctima

Cuando presentaron el recurso de apelación ante la Audiencia, el matrimonio pidió que se les absolviese alegando que no habían podido acudir al juicio por carecer de recursos económicos para viajar a Santiago y la mujer dijo también que aquel día estaba nerviosa y que desconocía que la docente a la que empujó fuese la vicedirectora del colegio.

Los magistrados rechazan sus argumentos. En cuanto a que estuviese nerviosa, explican que eso podría atenuar su pena, pero no llevar a la absolución. Y, en todo caso, recuerdan que la condena impuesta está en la mitad inferior a la que prevé el Código Penal, por lo que la ven proporcionada. Respecto a que no supiese quién era la víctima, la resolución del tribunal provincial señala que la frase que le dijo a la profesora, «a ti te tengo ganas yo», «permite deducir que conocía a quién se dirigía» y que, además, el hecho de que se presentase en el centro educativo para pedir explicaciones por la sanción que había recibido su hijo indica que pretendía hablar con el personal y que actuó contra la vicedirectora como represalia y sabiendo que era docente y, por tanto, autoridad.

La Voz de Galicia


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