La asociación de bibliotecarios critica el cierre del centro de lectura municipal de Pontecesures.

La asociación de biliotecarios de Galicia lamentó en un comunicado la “política deficitaria no eido cultural” del gobierno local de Pontecesures, al que critica por haber cerrado la bilioteca municipal durante largo tiempo por la baja de su responsable. “Unha baixa non pode ser impedimento” para mantener abiertas las instalaciones ya que “o número de usuarios supera aos de calquera outra dependencia municipal”. Además, la biblioteca “presta servizo a persoas da calquera grupo de idade e son un recurso educativo,  formativo e de emprego ante a situación xeralizada de crise económica que viven moitas familias”. Tildan de “incoherente” la postura del Concello por no haber cubierto esa baja.

Diario de Arousa

Las ´pesqueiras´ de la lamprea encierran historia y peligro.

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En el Bajo Ulla, a caballo entre las provincias de A Coruña y Pontevedra, o lo que es lo mismo, en el cauce que discurre por localidades como Padrón, Teo, Pontecesures, A Estrada y Vedra, la pesca de lamprea aún se practica como lo hacían los romanos. Se trata de las conocidas como pesqueiras, “ingeniosas construcciones formadas por grandes sillares de piedra que se sitúan dentro del río y se alinean en perpendicular o en oblicuo al curso del agua; estrategia que permite la captura de los peces cuando remontan el río”.

Así lo explica Miguel Piñeiro, un gran conocedor del Ulla, de su preciado pez cartilaginoso y de los diferentes métodos de captura utilizados en este río. En su libro titulado “Lampreas e pesqueiras”, publicado por Editorial Galaxia, Miguel Piñeiro resalta que “entre estas moles de piedra (lo que se llama corredor, pasillo o calle) o a ambos lados se colocan los ‘butrones’, ‘copos’ o ‘redes’ donde entran las lampreas”.

También aclara que “la concesión para pescar lampreas en las pesqueiras del Ulla tiene su origen en un documento fechado en el siglo IX que en actualidad está en poder de la familia Lago de Herbón y que en su día fue interpretado por un fraile del convento de los Franciscanos”.

Ese convento se sitúa prácticamente encima de las pesqueiras en las que trabaja Antonio Caldelas Vidal, un vecino de Herbón (Padrón) de 50 años que relata lo duro que puede resultar el trabajo en estos lugares y el riesgo que corren tanto él como los demás pescadores.

Hay que tener en cuenta que la actividad se desarrolla de noche y que las corrientes del Ulla son especialmente intensas en los lugares donde se sitúan las pesqueiras, sobre todo este año, después de tantos meses de lluvias copiosas. Caer al agua con temperaturas gélidas, con escasa o nula visibilidad y entre fuertes remolinos “puede provocar hemorragias en los oídos y todo tipo de problemas físicos, pero también la muerte”, indica el propio Antonio Caldelas.

En su caso ya sufrió alguna que otra caída al agua, aunque afortunadamente pudo ponerse a salvo. Pero conoció compañeros que perdieron la vida trabajando en esas pesqueiras que, no cabe duda, forman parte de la historia y el patrimonio del bajo Ulla. Son construcciones con historia que “pasan de padres a hijos, generación tras generación, aunque a los jóvenes de ahora ya no les apetece tanto este trabajo ni se sienten tan implicados”, indica Antonio Caldelas, padre de tres hijos.

Trabaja en las pesqueiras desde niño, aunque durante un largo periodo de su vida vivió del mar, antes de regresar al apasionante mundo de la lamprea y su escurridizo remontar del Ulla en busca de las zonas de desove.

Mientras trabaja y arriesga su vida para capturar las lampreas, primero colocando estratégicamente las redes y a la mañana siguiente levantándolas para comprobar si ha pescado algo, Antonio Caldelas Vidal apunta que este año está siendo especialmente bueno para los “valeiros”, es decir, los pescadores que capturan el preciado pez a la altura de Pontecesures mediante el uso de la nasa butrón. “Pero para nosotros, en las pesqueiras, no está siendo una buena campaña; en mi caso no pude empezar a trabajar hasta hace una semana, debido al excesivo caudal que llevaba el río”, reflexiona.

Actualmente Antonio Caldelas captura “tres o cuatro piezas cada noche”, pero confía en que las cosas mejoren a partir de ahora, con el cambio del tiempo y la reducción del caudal. En cualquier caso, recuerda con nostalgia otras épocas de esplendor, cuando entre las ocho de la tarde y las ocho de la mañana del día siguiente había que levantar las redes de las pesqueiras casi cada dos horas, ya que se llenaban pronto de individuos de esta prehistórica especie marítimo-fluvial.

Miguel Piñeiro explica que “las pesqueiras del Ulla están formadas por grandes bloques, más o menos cuadrangulares, de piedras de muy variados tamaños; las que mejor se conservan cruzan prácticamente todo el río y soportan extremas corrientes de agua. Sus dimensiones varían, pero la media es de tres metros de alto por dos de lado y otros tantos de ancho. Están alineadas en perpendicular a la corriente cruzando casi todo el río menos una gran corriente central que se llama ‘vena’ y que queda libre de trampas. A los huecos que hay entre los bloques, en este río se les llaman ‘boquetes’ o ‘pasillos’ y es el lugar donde, a semejanza de las pesqueiras del Miño, se arman los artilugios de pesca”, que son aparejos de uno o dos metros.

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Trabajo nocturno hasta el 9 de mayo.

Desde el 1 de enero es posible la pesca de lamprea en las pesqueiras de Areas (Herbón), donde se cierra la campaña el 28 de este mes. En el tramo del Ulla comprendido entre la pesqueira de As Vellas (Herbón) y la de A Trapa (Herbón), ambas inclusive, se autoriza la actividad hasta el 25 de abril, mientras que desde las pesqueras de A Caseta y Furado (Carcacía) hasta las de Lampreeiro está permitida la pesca de la lamprea desde el 10 de febrero al 9 de mayo. Las redes solo pueden colocarse en el agua desde las 20 horas hasta las 8 horas de la mañana siguiente. Se prohibe la pesca desde las 8 horas de los sábados a las 20 horas de los lunes. En Areas y As Vellas hay que dejar libre el canal central del río.

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Un patrimonio a conservar.

Las pesqueiras del Bajo Ulla están divididas en cuatro tramos o grupos, uno de ellos en Herbón, otro en Carcacía-Lapido y Carcacía, un tercero en Barcala y Sinde y el último en Reis. Las de Herbón, que son las que ocupan a personas como Antonio Caldelas Vidal, son un total de cinco: Areas, As Vellas, O Canal, Prateado y A Trapa. Miguel Piñeiro, en su libro “Lampreas e pesqueiras”, explica que “la mayoría de las de Herbón se conservan en un estado magnífico si tenemos en cuenta su antigüedad y que han soportado la furia del río y el inexorable paso del tiempo durante siglos”. Aunque también lamenta que “mientras Arbo ha sabido hacer de sus pesqueiras un centro de interés turístico, las de Padrón están abandonadas a su suerte sin que nadie repare en que representan un patrimonio único”

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La soledad del río y la belleza del entorno.

Cuando Antonio Caldelas llega a sus pesqueiras pasan solo unos minutos de las ocho de la tarde. Está solo, y por tanto carece de ayuda en caso de sufrir algún percance. Pero tiene experiencia y se las apaña bien. Coloca las redes o aparejos en esos tramos por los que, desea, deben pasar las lampreas. El trabajo es rápido, pero intenso. Se desarrolla en medio del atronador ruido que emite el embravecido Ulla. A eso de las ocho de la mañana del día siguiente el pescador regresa al mismo lugar -en la foto-. Es momento de levantar las redes y comprobar si han pescado durante la noche. Ha habido suerte y puede regresar sano y salvo a casa, con un par de lampreas bajo el brazo.

Faro de Vigo

Padrón tiene demanda para que se amplíe el cementerio del Santiaguiño.

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Ampliar la capacidad del cementerio y mejorar su accesibilidad para personas con problemas de movilidad son dos de las demandas de los padroneses para el camposanto municipal situado en el monte Santiaguiño, además de mantener un buen estado de conservación del espacio.

De todo ello se hizo eco el grupo independiente, que así lo trasladó al Concello y, en la calle, son muchos los que aseguran que «fai boa falta que se amplíe». Varios años lleva una vecina de Extramundi en lista de espera para tener una sepultura en el cementerio y, durante este tiempo, una vez la llamaron del Ayuntamiento para preguntarle el número exacto de nichos que quería e informarla del coste aproximado de cada uno. «E dende aquela, hai máis de dous ou tres anos, non volvín a saber nada máis», explica.

Para la ampliación, José Rey, concejal socialista y responsable en el anterior gobierno de servicios básicos, aseguró en pleno que ya hay terreno cedido por parte de la comunidad de montes de Extramundi, pero desde el Concello insisten en que esa cesión no figura por ningún lado. Por el momento hay nichos vacíos, pero no sucede lo mismo en otros cementerios cercanos por lo que se prevé que el del monte Santiaguiño tenga demanda en un futuro cercano.

A mayores, este camposanto de Padrón representa un gran obstáculo para las personas con movilidad reducida por el número de escaleras que tiene para acceder a el y en su interior. Así, por ejemplo, hay familiares de difuntos que acabaron por dejar de ir al cementerio por las dificultades físicas que le supone, como es el caso de una vecina que usa andador.

«Está moi mal incluso para a xente que usa un bastón», explica otra vecina de Padrón. Eliminar estas barreras no sería tan difícil dado que hay espacio para construir una rampa de acceso.

La Voz de Galicia