El colectivo de valeiros atraviesa unos momentos difíciles. Aunque el arranque de campaña de cada temporada siempre es flojo, esta vez parecen más pesimistas que de costumbre, y algunos aseguran incluso que prefieren irse “al paro”, o quedarse en casa sin hacer nada antes de estar acudiendo cada mañana al río “para gastar mucho dinero en gasolina de las lanchas sin traer nada a tierra para comer”.
La escasez de lamprea es “preocupante”, sostienen otros, a lo que añaden que “la contaminación del río está matando los peces”.
No obstante, el argumento que más se escucha hace referencia al bajo caudal. “El río no lleva casi agua, por eso la lamprea no aparece”, indican la mayoría de los consultados, quienes saben que este pez cartilaginoso que remonta el cauce fluvial para desovar necesita orientarse por las corrientes de agua dulce que salen a las rías o al Atlántico.
“Hemos decidido guardar las nasas y parar la lancha hasta que el caudal del río suba”, indicaba ayer uno de los pescadores más experimentados de cuantos operan en el río.
“No podemos hacer nada porque la anguila está en veda y la lamprea no aparece, de ahí que solo nos quede esperar a que llueva intensamente durante unos cuantos días para que suba el caudal del Ulla y la lamprea empiece a remontarlo, solo entonces volveremos a la actividad”, exp’lica con rotundidad uno de los valeiros.
A esto añade que ayer se levantaron las nasas butrón “y no apareció ni una sola pieza” meintras que el jueves se habían capturado dos ejemplares y el miércoles, tres.
“Es un pobre balance” explican, y más cuando esas cinco piezas capturadas pueden repartirse, quizás, entre dos o tres embarcaciones, lo cual supone que hay al menos una docena de barcos más, con un par de marineros a bordo en cada uno, que todavía no se han estrenado y temen no hacerlo pronto.
“Las cosas están muy mal (continúan los pescadores) y no es de ahora, sino que atravesamos dificultades desde hace ya varios años”.
Otros opinan que “a veces se dice que la lamprea es muy cara (puede pagarse a 70 euros la pieza), pero con esta escasez es normal que debamos cobrarla a esos precios porque cada vez resulta más difícil pescarla, y por tanto es mucho más complicado poder saborearla”.
FARO DE VIGO, 07/01/12