Un futuro incierto para ellos, pero mucho peor para sus nietos.

«Yo antes tenía miedo por el futuro de las pensiones. Ahora tengo más». José Rodríguez inicia una rueda rápida de respuestas sobre el futuro, visto lo visto y concretado una vez más aquello de donde dije digo, digo Diego. «La demografía apunta en una dirección y yo ya soy mayor, a mis hijos tal vez no les toque, pero mis nietos van a pasarlo mal». Ruth coincide: «Veremos qué pensión cobran nuestros nietos. ¿Miedo al futuro? Bueno, espero que si me recortan la pensión, al menos mis hijos me den de comer».
José Luis Paz espanta los fantasmas: «No hay que tener miedo, no se puede asustar a la gente». Y recuerda a Barea, aquel asesor de Aznar de pelo blanco que pintaba el apocalipsis a corto plazo cada vez que le preguntaban: «A este país le sobra gente, pero no puede ser que sean todos empleados de la construcción o camareros. Lo que hay que hacer es transformar el sistema, generar tecnología, vender; que los emigrantes tengan sus derechos perfectamente reconocidos, para que coticen igual y, desde luego, no tocar la aportación de cuotas a la Seguridad Social». Paz se extiende en las medidas. Y Antonio se apunta a la tranquilidad: «No tengo miedo a que se acaben las pensiones. La deuda es asumible todavía. Si se dejan de pagar las pensiones, ya nos podemos tirar todos al río».
En esa mesa, más de uno vio este año como su pensión subía, pero en realidad bajaba con el aumento de la fiscalidad. Y la sorpresa que también se han llevado los que contrataron un plan de pensiones y se han encontrado con Hacienda. Y ahora esto. «Lo que más me duele es que haya sido un Gobierno de izquierdas el que haya tenido que hacer esto», concluye Antonio, desencantado. Todos le dan la razón. Nadie se esperaba que fueran ellos los primeros en pagar los excesos de otros.

LA VOZ DE GALICIA, 16/05/10

Carcacía celebra mañana la fiesta de la tortilla gigante.

La parroquia de Carcacía, en Padrón, recupera mañana la celebración de la fiesta de la tortilla gigante que alcanza su vigésima edición y que, una vez más, se hará con cantidades enormes de ingredientes para repartir en torno a un millar de raciones. La preparación de la tortilla comenzará sobre las diez de la mañana con la idea de, sobre la una y media de la tarde, darle la vuelta a la sartén gigante con la ayuda de una grúa de gran tonelaje. Después leerá el pregón el locutor de radio Marcial Mouzo. La comisión de fiestas de Carcacía invita a todo el mundo a ir a la cita.

LA VOZ DE GALICIA, 16/05/10

La crisis parece que no afectó a la venta de la lamprea de Herbón.

Manuel Vidal considera que la crisis no afectó a la venta de las lampreas pescadas en el río Ulla a su paso por Herbón. O, al menos, en su caso no tuvieron dificultad para venderlas, a menudo a clientes de toda la vida, entre ellos restaurantes de la zona. En cuanto al precio de venta osciló, como cualquier otro producto, en función de si era principio o final de temporada y también de la cantidad pescada. Si en enero, al inicio de la campaña, se vendieron en torno a 30 euros el ejemplar de lamprea, con un peso medio de entre un kilogramo y kilogramo y medio, ahora hacia el final hubo días de solo 10 o 15 euros, según cuenta este pescador.
La pesca de la lamprea en aguas del Ulla a su paso por Herbón arrancó el 8 de enero en las pesqueiras denominadas Areas. Las siguientes en abrir a la pesca fueron las de As Vellas. En ambos casos, los pescadores que las explotan son cuatro vecinos de Herbón, familiares entre sí: Manuel Vidal Lago (79 años), Pepe Lago Suárez (75 años), Manuel López Lago (56 años) y Antonio Rivera Lago (43 años).
Esta campaña contaron con la ayuda de otro convecino, Severino López Vidal (45 años) que, a su vez, trabaja otras pesqueiras situadas en el Ulla a su paso por Herbón, junto al convento franciscano y denominadas O Canal. Aquí, al contrario que en las anteriores, el gran caudal del río no favoreció demasiado la pesca de lamprea.

LA VOZ DE GALICIA, 16/05/10

La pesca e la lamprea en Herbón dejó una buena temporada.

Los pescadores de lamprea de Herbón en plena actividad en el río Ulla en una fotografía tomada al principio de esta temporada.

Las intensas lluvias del invierno elevaron el caudal del río a su paso por Herbón, lo que propició las capturas

Mientras a la campaña del pimiento de Herbón le cuesta arrancar, debido al inusual fresco o más bien frío de las últimas semanas, la que acaba de cerrarse es la temporada de la pesca de la lamprea en el río Ulla a su paso por Padrón, de modo que ayer fue el último día oficial en el tramo de Carcacía. En la zona de Herbón, la temporada concluyó el 30 de abril en las últimas pesqueiras del río y lo hizo después de varias jornadas de bonanza.
Tanto es así que uno de los pescadores más veteranos, Manuel Vidal Lago, de 79 años de edad, habla de que «non hai queixa». De hecho, el invierno lluvioso favoreció la pesca de la lamprea en el río Ulla y, en este caso, de forma artesanal en las pesqueiras. Desde enero y hasta abril, época de pesca en los distintos tramos en Herbón, el río mantuvo un buen nivel de caudal que propició la presencia de lampreas en sus aguas. Como explica Manuel Vidal, «a lamprea quere auga, moita, e este ano foi a maneira de pescala». Tanto es así que en alguna jornada llegaron a levantar alrededor de 70 ejemplares, una cantidad que no está nada mal y así lo reconoce el propio pescador de Vista Alegre, a quien no se le escapa que, antiguamente, esa cantidad sería el doble, al menos. Aun así, habla de que «¡daba gusto ver o río!» También cuenta que ya recogieron todos los aparejos de pesca el primer día de mayo, incluida la pesada barca de madera que usan para moverse por el río.
Pero Manuel Vidal también quiere señalar que la temporada fue muy buena pero no solo por el nivel de capturas sino también porque «non lle pasou nada a ninguén e iso tamén vale moito». La verdad es que sí porque la pesca artesanal de la lamprea en Herbón la practican cuatro experimentados pescadores, de los que dos pasan de los 70 años. Es por ello que, cuando se le dice que ahora toca esperar otro año más para la siguiente campaña, el pescador Manuel Vidal contesta rápidamente «xa veremos o que pasará de aquí alá porque os anos van pasando e o corpo nótaos».
En cualquier caso, reconoce que es una actividad o un pasatiempo que «me dá a vida», tras más de medio siglo yendo al río, y hasta le hace perder kilos como sucedió en esta campaña.

LA VOZ DE GALICIA, 16/05/10