Valga constata un espectacular aumento de peregrinos.

Protección Civil prestó atención ayer a más de un millar de caminantes

Una multitud tomó ayer el Camiño Portugués para realizar la peregrinación hacia Santiago de Compostela. El clima soleado, y el hecho de que hoy sea festivo, animaron a ciudadanos de dentro y fuera de Galicia a realizar este itinerario, aunque parece que el mayor número de caminantes son vecinos del sur de la provincia, y sobre todo de Vigo, Tui, Baiona y Redondela.
Así lo explican en Protección Civil de Valga, que ayer a las once de la mañana habían recibido la visita de más de 400 peregrinos, una cifra que superaba ya los 800 a las cinco de la tarde. Al final del día los voluntarios de Protección Civil habían dado atención médica, orientación, indicaciones o apoyo de cualquier tipo a más de un millar de personas.
“Esto es espectacular”, decía uno de los integrantes de la agrupación, al tiempo que apuntaba que “la inmensa mayoría llega a pie o en bicicleta”.
Las mismas fuentes aclaran que hay gente de otras partes de Galicia y de fuera de la comunidad que se desplaza expresamente a Tui para hacer el Camino desde allí. Es el caso de un nutrido grupo de socios del Centro Asturiano de A Coruña que ayer también se dejaron ver por el Concello de Valga en su transitar hacia Compostela.

FARO DE VIGO, 17/05/10

Rodríguez, que vivió muchos años en Pontecesures, opina de la congelación de las pensiones.

Vemos de primero por la izquierda a José Luis Rodríguez, de 80 años y que vive en la actualidad en Santiago. Fue ejecutivo de Nestlé, donde trabajó 45 años. Forma parte y es directivo de la Unión Democrática de Pensionistas. Cuando estaba en activo vivió muchos años en las viviendas de Nestlé en Pontecesures.

Injustas, inútiles y a traición.
Cuatro jubilados coinciden en que tocar las pensiones perjudicará el consumo y retraerá más la economía, pero lo que más le duele es el cambio de discurso.

«Lo primero es la desilusión. A Zapatero se le llenó la boca diciendo que no tocaría la parte social. Y ahora no solo lo toca, sino que se mete a sacho». La idea la expresa Antonio Tabarés, mientras los otros contertulios de esta improvisada mesa de jubilados cabecean asintiendo. Primera idea: sensación de engaño. «Las pensiones salieron de un pacto entre el Gobierno y los agentes sociales. No es de recibo que ahora se toquen sin consultar a quienes adoptaron aquel acuerdo», expresa Jose Luis Paz. Durante el encuentro, este sindicalista experto en pensiones, va a llevar la voz cantante, aunque apenas se producen discrepancias entre ellos. En cualquier caso, Paz introduce un símil que hará fortuna a lo largo de la charla: «Todos tenemos que arrimar el hombro; todos vamos en el mismo barco, aunque algunos con gorra de capitán y otros echando carbón».
Ruth, jubilada del Sergas, es la que tiene la pensión más baja («Yo soy de las que echa carbón») de los cuatro que conversan. Avisa de que no se siente muy preparada para intervenir, pero incide en la idea de la desilusión: «Desde luego, yo me siento desencantada, aunque no creo que todo esto sea culpa de una sola persona. Ponerse panza arriba y protestar no solucionará nada. Ahora, yo me pregunto: ¿Por qué no empezaron por los de arriba, por los que tienen más?». José Rodríguez, la cuarta voz de la charla, es el mayor; va a cumplir 80: «Las medidas del Gobierno son necesarias, pero también injustas por insolidarias; inoportunas, porque debían haberlas tomado hace dos años y tal vez ilegales. Tal como íbamos, navegábamos hacia el caos. De haber seguido así, no se salvaba ni el capitán». «Bueno, bueno. Cuando el capitán tenga que dormir en una cama, nosotros ya estaremos en una caja de kelvinator», interviene José Luis.
Desfavorecidos
El sindicalista y el ejecutivo recrean por un instante la extinta lucha de clases, pero pronto vuelven a la misma militancia, ahora son los dos pensionistas: «Somos los más desfavorecidos (sienta Rodríguez), porque somos dependientes. Nos hemos quedado a lo que nos den. Y en mi experiencia he visto a muchos pensionistas que viven vergonzosamente, solos, abandonados…» y acaba con una frase demoledora: «El mendrugo de las pensiones no se debería tocar».
Antonio es el que más incide en que la congelación será una medida inútil: «Reducirá el consumo y será peor. A veces se olvida que somos siete millones de personas». Paz le apoya: «Hay muchas familias con problemas, que han acabado de nuevo en casa de sus padres y donde el plato en la mesa lo pone el jubilado». Y la propina del nieto, o el coche, van terciando en la conversación unos y otros. Jubilados de boquilla, muy activos aún para sus descendientes. En eso hay acuerdo. En si habrá ahorro o no, ya no tanto: «Es mucho dinero», apunta Ruth. «El problema es que en este país se ha despilfarrado mucho», continúa. Y ahí es cuando se desbocan todos y salta el rosario de obras e inversiones que conocen y que se han mostrado inútiles tras pocos años. Y el caso es que tienen razón.

LA VOZ DE GALICIA, 16/05/10

Un futuro incierto para ellos, pero mucho peor para sus nietos.

«Yo antes tenía miedo por el futuro de las pensiones. Ahora tengo más». José Rodríguez inicia una rueda rápida de respuestas sobre el futuro, visto lo visto y concretado una vez más aquello de donde dije digo, digo Diego. «La demografía apunta en una dirección y yo ya soy mayor, a mis hijos tal vez no les toque, pero mis nietos van a pasarlo mal». Ruth coincide: «Veremos qué pensión cobran nuestros nietos. ¿Miedo al futuro? Bueno, espero que si me recortan la pensión, al menos mis hijos me den de comer».
José Luis Paz espanta los fantasmas: «No hay que tener miedo, no se puede asustar a la gente». Y recuerda a Barea, aquel asesor de Aznar de pelo blanco que pintaba el apocalipsis a corto plazo cada vez que le preguntaban: «A este país le sobra gente, pero no puede ser que sean todos empleados de la construcción o camareros. Lo que hay que hacer es transformar el sistema, generar tecnología, vender; que los emigrantes tengan sus derechos perfectamente reconocidos, para que coticen igual y, desde luego, no tocar la aportación de cuotas a la Seguridad Social». Paz se extiende en las medidas. Y Antonio se apunta a la tranquilidad: «No tengo miedo a que se acaben las pensiones. La deuda es asumible todavía. Si se dejan de pagar las pensiones, ya nos podemos tirar todos al río».
En esa mesa, más de uno vio este año como su pensión subía, pero en realidad bajaba con el aumento de la fiscalidad. Y la sorpresa que también se han llevado los que contrataron un plan de pensiones y se han encontrado con Hacienda. Y ahora esto. «Lo que más me duele es que haya sido un Gobierno de izquierdas el que haya tenido que hacer esto», concluye Antonio, desencantado. Todos le dan la razón. Nadie se esperaba que fueran ellos los primeros en pagar los excesos de otros.

LA VOZ DE GALICIA, 16/05/10

Carcacía celebra mañana la fiesta de la tortilla gigante.

La parroquia de Carcacía, en Padrón, recupera mañana la celebración de la fiesta de la tortilla gigante que alcanza su vigésima edición y que, una vez más, se hará con cantidades enormes de ingredientes para repartir en torno a un millar de raciones. La preparación de la tortilla comenzará sobre las diez de la mañana con la idea de, sobre la una y media de la tarde, darle la vuelta a la sartén gigante con la ayuda de una grúa de gran tonelaje. Después leerá el pregón el locutor de radio Marcial Mouzo. La comisión de fiestas de Carcacía invita a todo el mundo a ir a la cita.

LA VOZ DE GALICIA, 16/05/10