Era la fecha marcada para una celebración de gala. La doudécima edición de la Festa da Lamprea contaba, ayer, en Pontecesures, con un pregonero de lujo, el escritor Xosé Neira Vilas, que a eso de la una de la tarde se aprestaba a cantar el manjar que, según la leyenda, degustaban los emperadores romanos, directamente importado desde el fin del mundo. Sólo hubo un contratiempo: el fuerte viento que se levantó al mediodía para mantenerse constante durante toda la degustación.
La organización cesureña supo imponerse al tiempo adverso para distribuir las casi mil raciones de lamprea que las hábiles manos de tres cocineras guisaron en los fogones improvisados para la ocasión en la plaza de abastos. Carmen Míguez lleva media vida tomándole el pulso al milenario habitante del río Ulla, que compite con el Miño por las capturas de mayor calidad. Carmen resume la receta: «O primeiro é limpar ben a lamprea e sangrala, cousa que xa che leva media hora por cada peza. Despois, cómpre cociñala co seu sangue, viño, aceite, pementa branca, allo e pirixel durante unha hora».
Ya sólo resta acompañarla de arroz blanco y rebanadas de pan frito para degustar una delicatessen que no todo al mundo agrada. «Hai xente á que non lle gosta o aspecto da lemprea, a todos eles eu diríalles que a probasen, porque é moi sabrosa, e cando a comes unha segunda e unha terceira vez xa non te podes resistir». El consejo es de la propia Carmen, que recomienda también su preparación en empanada, fórmula medieval que aparece representada en el mismísio Pórtico da Gloria. Las cazuelas de barro se abrieron al público pasadas la una y cuarto. Para entonces, tanto el gaiteiro ourensano Arturo Vázquez, capaz de construir y hacer sonar con xeito una gaita con dos punteiros y roncón de cobre, como Pepe Penabade, con su personaje del afiador Rodesindo da Barrosa, tenían ya al personal en el bolsillo.
LA VOZ DE GALICIA 27/03/2006