«O problema vai ser a quen llas preparamos… porque hai demanda». Era el testimonio de Manuel Losas, minutos después de adquirir las piezas capturadas en el Ulla por Gerardo, una, y la otra por la embarcación de Paco y su hermano. Pilar Novo, mujer de Losas y ama de los fogones del Farrucán, tuvo el privilegio de cocinarla a la bordelesa el Día de Reyes, tras ser por fin elegidos los afortunados clientes que darían buena cuenta de los ejemplares.
Pilar Novo es además continuadora de la saga familiar de un establecimiento hostelero que prepara lamprea desde 1878, precisamente sobre el propio Ulla, pero del lado de Padrón (justo antes del puente). Por su parte, el presidente de los baleiros, Antonio Pesado, se hacían eco de las parcas capturas que propicia el escaso caudal del Ulla en el arranque de temporada, una situación que esperan mejore a medida que avance el invierno.
Según explicaba Novo a este semanario, su familia ya preparaba lamprea en este establecimiento desde el siglo XIX, y recuerda que su mejor maestra fue su madre, Pilar Pérez, que regentó el restaurante durante 25 años. Ella y su marido llevan cinco años al pie del cañón, y Pilar tiene un grato recuerdo de dos de las tías de su padre, Matilde e Xosefa, que xa preparaban a lamprea na primeira metade do pasado século». El problema es que no está asegurada la continuidad del Farrucán, ya que la hija de Pilar y Manuel no está por la labor. «Se alguen non se responsabiliza de levar o restaurante como debe de ser, creo que a tradición vai a acabar con nós», se lamentaba Pilar Novo la pasada semana.
LA CLAVE. Vuelven a trabajar las pesqueiras y barcas en la parroquia de Herbón
. Además de la pesca artesanal de los baleiros en Pontecesures, este año vuelven a capturar lamprea en la parroquia de Herbón, donde se emplazan las famosas pesqueiras y operan las grandes barcazas. La lamprea ya se consideraba un alimento exquisito en la Edad Media, y los romanos la procuraban en sus banquetes. Además, algunas dataciones consideran que las pesqueiras del Ulla pueden llevar operativas 25 siglos. Paradójicamente, no se trata de un plato popular porque no es barato y su veda sólo se levanta durante cuatro o cinco meses. Además, se alimenta de la sangre de sus víctimas, sean tiburones, salmones o mamíferos marinos.
TIERRAS DE SANTIAGO, 10/01/12