Máximo Sar, nacido en Padrón, cumplirá 90 años el próximo mes de octubre.
Abogado, magistrado y periodista, especialista en artículos de humor, a sus 89 años Maximino Rodríguez Buján o, lo que es lo mismo, Maximo Sar, sigue viviendo entre letras y papeles. Solo aparta la vista de los libros para realizar los recados domésticos de un hogar que, ante la enfermedad de su esposa, María Teresa, con lo que lleva 60 años casado, ahora asume en solitario, y para tomar café en el bar próximo a su domicilio, en Caldas de Reis. Las charlas con los amigos son más difíciles. «Se me murieron todos. Ahora vivo en medio de una especie de soledad», lamenta Máximo.
Echando mano del humor que le acompañó en su profesión, la vejez es, en su opinión, «una coña marinera». «Te duele todo, un día un hueso, otro día otro, otro la próstata….Siempre tienes algo, tienes que tomar un montón de pastillas, someterte a un régimen…,enumera Máximo. Por eso, asegura, pasados los 80 «se puede ser resignado pero no feliz».
Con la misma filosofía contempla la muerte: «Naces sin querer y mueres sin querer también. Sabes que es inevitable. A mí, en principio, no me hace gracia, pero sería horrible estar viviendo con miedo. Yo firmaba por ser como Dios eterno. Vamos a ver hasta donde llego», señala.
«Con una cierta nostalgia» de la vida «modesta y humilde» de su juventud y algún sueño incumplido, como ser corresponsal en el extranjero, Máximo se muestra satisfecho con su vida y su familia. «Tendo seis hijos que son seis santos, aunque (reconoce) si volviera a nacer no tendría tantos porque la crianza es la cosa más difícil, complicada y cabreante que hay».
Acostumbrado a tratar con las palabras, no las encuentra para aconsejar a los jóvenes de hoy. «Qué les vas a decir?. La cosa es bastante dramática», reconoce. Para él, que ha vivido dos guerras, ahora es tiempo de meditar sobre «problemas eternos», como el origen de la vida y disfrutar de cosas como «tomar el sol cuando hace frío».
DIARIO DE PONTEVEDRA, 12/02/12