El Concello de Valga
ha abierto el plazo de solicitud de permisos para celebrar las
tradicionales hogueras en la noche de San Xoán, a celebrarse en la noche
del 23 al 24 de junio. Las personas interesadas deberán acudir, con su
DNI, a las oficinas municipales y cubrir un impreso comprometiéndose a
adoptar las medidas de seguridad precisas e indicando la parroquia y el
lugar en los que se encenderá la hoguera, que quedará bajo su
responsabilidad.
El plazo para tramitar las autorizaciones permanecerá abierto hasta el jueves 21 de junio. El listado completo de solicitudes será puesto en conocimiento del jefe provincial del servicio de defensa contra incendios del Distrito Forestal XIX Caldas-Salnés, así como de los servicios de emergencias.
La independiente podría cambiar al socio del PP por uno socialista.
Las espadas siguen en todo lo alto en
Pontecesures, donde cualquier cosa puede pasar en la sesión de
investidura del día 15. Tanto es así que Juan Manuel Vidal Seage, quien
al frente del PP volvió a ganar las elecciones
-la suya fue la lista más votada, logrando cuatro ediles en una
corporación de once-, puede quedarse nuevamente en la oposición -como en
2015- y perder la Alcaldía que logró en 2016, a raíz de una moción de
censura.
Y todo porque su socia María
Isabel Castro Barreiro (Independientes de Pontecesures-IP), que
entonces le ayudó a conseguir la Alcaldía y permaneció a su lado como
teniente de alcalde hasta la actualidad, parece estar negociando con el
PSOE -la segunda fuerza- la posibilidad de crear un gobierno
alternativo.
Y que a nadie le resulte extraño, porque en este municipio todos los candidatos fueron socios de todos, todos se traicionaron en algún momento, tocaron poder y estuvieron en la oposición.
Es
por ello que cualquiera puede aliarse con el de al lado, y el que a
comienzos de mandato es socio preferente puede terminar convirtiéndose
en el enemigo a batir. No es descabellado pensar que Isabel Castro
cambie de bando, si las condiciones que le ofrece el PSOE le son convenientes.
Ahora
tiene menos poder que hace cuatro años, ya que solo logró un acta de
concejal, la suya. Pero le basta para sumarla a las tres del PSOE y a
las dos que conserva el BNG
si quiere ganar la votación de la sesión de investidura y colocar como
alcalde al socialista Roque Araújo. Ella misma se convirtió en alcaldesa
en 2007, con el apoyo de dos tránsfugas del PSOE y tres ediles del PP,
arrebatando así la Alcaldía al BNG.
Como
volvió a arrebatársela en mayo de 2016, cuando para cargarse el
gobierno bipartito de BNG y PSOE arropó la moción de censura que, con
ayuda de Terra Galega (TeGa), colocó a Vidal Seage (PP) como primer edil, desbancando a la nacionalista Cecilia Tarela; quien a su vez llegó al poder en 2015 gracias a TeGa y PSOE.
En
definitiva, que hay muchas cuentas pendientes y muchos favores que
devolver, de ahí que sea posible tanto otro gobierno del PP, con Vidal
Seage a la cabeza -en solitario o en coalición, con Ángel Souto (TeGa)-,
como uno liderado por Roque Araújo.
Incluso,
aunque parece poco probable, la propia Isabel Castro podría aspirar a
ser nuevamente alcaldesa, pues a pesar de tener solo un acta podría
reclamar para ella el cargo de regidora y lograr el apoyo de PSOE y BNG,
al menos si lo único que estos grupos pretenden es evitar otro gobierno
del PP.
Lo que sucede es que,
a pesar de estar jubilada, parece aspirar a una dedicación exclusiva, y
está por ver quién accede a dársela.
El actual tripartito, formado por PP, IP y TeGa, mantuvo también una primera toma de contacto para poner sobre la mesa las exigencias de cada uno. Aunque, en buena lógica, los independientes no parecen tener ahora la misma fuerza que hace tres años, puesto que ya solo les queda un concejal, en cada caso. Todo puede pasar en Pontecesures, donde con menos de 200 votos cualquiera puede convertirse en concejal y marcar el rumbo al gobierno resultante de los comicios.
La padronesa María José Cruces García, licenciada en Derecho, se encargará de la tramitación de expedientes y otros trabajos administrativos tras conseguir la puntuación más alta en el concurso oposición realizado por el Concello de Valga para ampliar su cuadro de personal y dotarlo de un técnico de Administración General. Tomó posesión en presencia del alcalde, José María Bello Maneiro, y el secretario, Juan Manuel Salguero del Valle.
El 27 de
abril de 1809 se produjo una sangrienta batalla entre una avanzadilla de
las tropas napoleónicas, que bajaba desde Padrón, y un casi improvisado
batallón formado por campesinos y soldados gallegos mal entrenados.
Tuvo lugar en una loma del municipio de Valga, en el lugar conocido como
Casaldeirigo. Fue una lucha desigual, pues los franceses sumaban 1.000
efectivos y tenían armas de fuego y artillería, mientras que los
gallegos eran menos y muchos iban armados únicamente con aparejos del
campo. Aún así, los franceses tuvieron que darse en retirada.
Valga celebra desde hace once años una de las recreaciones históricas
más vistosas de la comarca. Es la llamada Batalla de Casaldeirigo, en
la que se reproduce el sangriento combate librado por los campesinos de
la zona y las tropas francesas en 1809, durante la Guerra de la
Independencia. Durante la tarde de ayer, la fiesta
regresó a esta colina de la parroquia de Sete Cores, aunque el intenso
calor afectó negativamente, puesto que en un primer momento se barajó
retrasar las actividades al menos una hora, aunque después se decidió
respetar el primer horario previsto.
Los
hechos que se conmemoran con esta fiesta de Valga sucedieron el 27 de
abril de 1809, hace ahora 210 años. El ejército napoleónico se había
instalado en España, y en muchos puntos del territorio se habían formado
improvisados ejércitos de campesinos, mal entrenados y mal armados. Fue
uno de estos batallones el que a finales de abril de 1809 hizo frente a
una avanzadilla de franceses que bajaba desde Padrón, y que estaba
compuesta por un millar de soldados.
Los
galos tenían todas las de ganar, pues estaban mejor entrenados y
poseían cañones y abundantes armas de fuego. Los gallegos, pertrechados
con hoces y azadas, sabían que tenían que jugar sus cartas cogiendo por
sorpresa a los franceses, y así lo hicieron en aquella jornada de
primavera de hace 210 años. Fue una pelea sangrienta, y pese a su
teórica ventaja, a los franceses no les quedó más remedio que
replegarse.
Tiempo después, se levantó en aquella loma la llamada Capela da Saúde, en recuerdo de las víctimas.
Fue
ahí, en ese escenario natural, en el que a media tarde de ayer
volvieron a luchar cuerpo a cuerpo los campesinados de Valga y las
parroquias colindantes y los soldados napoleónicos. Una vez más, ganaron
los gallegos, aunque en la batalla auténtica no sea fácil discernir si
hubo o no un ganador claro.
La
Batalla de Casaldeirigo está organizada por el Ayuntamiento de Valga y
la asociación cultural Héroes de Casal de Eirigo, 1809, y a lo largo de
estos once años se ha convertido en uno de los eventos de inspiración
histórica más importantes de la zona. No solo por la calidad de la
recreación en sí, sino también por la programación complementaria, y por
el elevado número de personas que se implican en la fiesta. Muchos son
vecinos, y otros muchos proceden de otras localidades donde se recrea la
Guerra de la Independencia contra los franceses, como son Vigo -con su
espectacular Reconquista-,
Pontecaldelas o Barro, donde también hubo «alarmas», como se conoció a
las guerrillas formadas por los gallegos que se echaron al monte para
hacer frente a las tropas galas.
Los
actos en Casaldeirigo arrancan a media tarde con un desfile que preside
la corporación municipal de Valga, y en la que van juntos «alarmas» y
franceses. Participan en el mismo en torno a 200 personas. Salen desde
el entorno de la carretera, y llegan a lo alto de Casaldeirigo, donde lo
primero que hace el alcalde, José María
Bello Maneiro, es pasar revista a las tropas. Acto seguido, se izan las
banderas de todos los países implicados de una u otra forma en la
Guerra de la Independencia, entre ellos España, Portugal, Francia o
Inglaterra.
Tras estos actos
de cariz más protocolario o simbólico, se llega a la batalla en sí, en
la que franceses y gallegos vuelven a verse las caras sobre la tierra de Casaldeirigo, como hicieron en 1809 y como llevan haciendo año tras año desde 2009.
La programación prosigue con una obra de teatro, que este año se tituló «O que Napoleón non se levou». Cada año, el Concello de Valga
convoca un concurso de teatro inspirado en la batalla, y la obra
ganadora es la que se representa el día de la Batalla. Ese honor le
correspondió en esta edición al texto presentado por Marcela Rodríguez.
El montaje fue dirigido por el director de la Escola Municipal de Teatro, Manuel Solla, y el elenco estuvo formado por alumnos de la citada escuela y vecinos.
La jornada se completó con juegos y animación para los niños, una degustación gratuita de rosquillas, las actuaciones de Lume con Troula y Pele Pau, que está teniendo mucho éxito en Galicia con su música de percusión, un espectáculo luminoso en la capilla al anochecer acompañado de fuegos de artificio, y una cena campestre con música para concluir la fiesta.
Hace semanas vecinos y pescadores de Pontecesures
denunciaban la existencia de vertidos al Ulla procedentes de fosas
sépticas. Ahora se recrudecen esos lamentos y se escuchan los de otros
ciudadanos del entorno, así como de mariscadores de la ría de Arousa,
que ponen el grito en el cielo tras constatar la existencia de
«infinidad de puntos de vertido contaminantes».
Se
trata tanto de desagües como de regatos que desembocan en el río
totalmente repletos de aguas fecales e incluso restos procedentes de
diferentes industrias.
Las críticas se refieren al «preocupante estado» del cauce fluvial en las localidades de Padrón, Pontecesures, Catoira
y Valga, por lo que se pide una mayor presencia del Servicio de
Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y que esta
actúe «con mayor contundencia» contra los que se encargan de destruir el
medio natural e incluso las administraciones públicas que puedan
tolerarlo.
«Estamos ante un
auténtico atentado medioambiental que se comete permanentemente, las 24
horas del día y todos los días del año», aseguran algunos de los
damnificados.
Hay mariscadores
que faenan en los bancos de Os Lombos do Ulla y los parques de cultivo
de Carril (Vilagarcía) que achacan a esa contaminación fecal e
industrial del río el progresivo declive de sus zonas productivas. Al
igual que hay pescadores que relacionan la escasez de lamprea, anguila,
solla y otras especies con esa supuesta contaminación.
Al
tiempo que piden «medidas contundentes» para acabar con esto, muestran
imágenes en las que se aprecian importantes vertidos que, efectivamente,
acaban en el Ulla, además de contaminar el entorno natural del mismo y
de los afluentes que lo abastecen.
Hay
tramos donde el agua está completamente marrón, mientras que en otros
presenta un color amarillo intenso que cubre toda la lámina de agua.
No faltan restos de toallitas y otros desperdicios que acaban en el lecho fluvial procedentes de redes de alcantarillado que no pasan por depuradora o directamente desde las fosas sépticas de algunas viviendas.
Los trabajadores pontecesureños se concentran hoy a las puertas del consistorio, mientras que los valgueses lo hicieron ayer.
Los delegados sindicales de la plantilla de personal del Concello de Pontecesures
convocan para hoy una nueva concentración de protesta a las puertas de
la Casa Consistorial. Al igual que lo hicieron ayer, pero en la suya,
los del Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) de Valga.
En ambos casos reclaman mejoras laborales y salariales, participando en las protestas una decena de personas, en cada caso.
La
más novedosa es la del GES de Valga, que escenificó el conflicto que
mantiene desde hace meses con el gobierno del conservador José María Bello Maneiro, a quien reclaman «unas condiciones laborales dignas».
Básicamente
persiguen que se reconozca el trabajo que realizan, que no se
interfiera en la organización de sus turnos laborales y, en definitiva,
que la profesionalización de este servicio se traduzca en mejores
ingresos.
Algo parecido buscan los empleados de Pontecesures, donde llevan años reclamando a diferentes gobiernos la elaboración de una Relación de Puestos de Trabajo (RPT). Con el actual se había alcanzado un principio de acuerdo hace meses, pero «el incumplimiento del calendario de negociación» hace que se retomen las protestas, tanto hoy como los días 3, 7, 10, 14 y 15 de junio, en la última fecha coincidiendo con la sesión de investidura de la nueva Corporación.