El vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, expresó ayer su convencimiento de que esta ruta y la gastronomí son dos valores seguros para proyectar Vilanova al turismo
08 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h. Comentar ·
Como no podía ser de otro modo después del apoyo económico de Xunta al proyecto turístico Mar de Santiago, auspiciado desde Vilanova y compartido por los concellos de Catoira, Valga y Pontecesures. El vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, expresó ayer su convencimiento de que esta ruta y la gastronomía -con el mejillón como principal exponente- son dos valores seguros para proyectar Vilanova al turismo.
Sin duda, hoy se pronunciará en términos parecidos con motivo de su visita a la localidad, adonde ha sido invitado para recibir la distinción de la Festa do Mexillón e do Berberecho, que ayer agradeció a través de la prensa al pueblo vilanovés. «Como responsable de Turismo da Xunta son consciente da importancia que teñen produtos galegos como o mexillón e o berberecho na nosa proxección como modelo turístico de calidade. E con máis motivo neste Xacobeo tan especial no que os peregrinos -que querían camiñar de novo a Galicia e por fin xa poden facelo, porque Galicia é un destino seguro- teñen nesta festa un lugar de acollida no que recuperar forzas na súa andaina cara Santiago ao seu paso pola marabillosa ría de Arousa a través da ruta Mar de Santiago», indicó Rueda.
Lleva trabajando en el mar desde que tiene uso de memoria
A Ramón Barreiro la pasión por el mar le viene en la sangre. Descendiente de una familia de larga tradición marinera, el primer recuerdo que guarda de su infancia es subido a la dorna de su padre. La curiosidad por la vela también despertó en él a una edad muy temprana. Una dorna de tope entrando en Pontecesures llamó su atención. «Recordaré esa imagen hasta el día que me muera. La vela ondeando al viento de esa embarcación, que debía de ser de las últimas que todavía surcaban la ría, se me quedó grabada», explica. Y desde entonces no paró hasta convertir esta disciplina en parte de su vida, a pesar de los «te va a salir el mar por las orejas» de su padre. Se inició en el mundillo a través de la televisión, viendo la Copa del Rey o construyendo barcos de madera en sus ratos libres. Desde hace 16 años, a lomos de su crucero, el Ziralla Primero, compite cada temporada como uno de los cruceristas más asiduos de las Rías Baixas.
Pero combinar un pasatiempo como la vela con su trabajo no es tarea fácil: «Soy el único marinero que navega en su tiempo libre», explica, y cuando le pregunto cómo consigue que el mar no le sature confiesa que «al principio se me hacía duro, pero el cuerpo se acostumbra a todo».
La aventura con el Ziralla comenzó junto a su, todavía hoy, compañero de tripulación Ángel Sabuz. Tras un tiempo navegando en el crucero de su primo, Barreiro quería hacerse con su propio barco y junto a Sabuz compró un Astraea 33 Sprinter, de 10 metros.
«Los primeros años en el barco navegamos muchísimo. Dormíamos en él, íbamos a cuanta regata había y disfrutábamos de las fiestas tras cada competición», narra. Desde entonces han pasado por su cubierta más de treinta navegantes, una escuela abordo en la que, a ritmo de regata, se aprende todo lo necesario para ganar.
Barreiro siempre ha sido autodidacta. «El viento no se ve, se siente, y para aquel que está acostumbrado a tenerlo en la cara todos los días es como si lo viera», explica, aunque también ha leído un par de libros sobre trimado básico de velas.
Profesionalmente lleva más de cuarenta años en el negocio marinero -siendo niño ayudaba a su padre durante las vacaciones del colegio-, lo que le ha permitido conocer diferentes artes de pesca para abastecerse de los pescados con los que comercia: lamprea, anguila y chopo.
El primero que recuerda haber empleado es el rastro da solla, pero pronto descubriría la técnica que utiliza en la actualidad, la nasa butrón. El dominio de esta herramienta le ha llevado a presidir durante ocho años la agrupación de Valeiros de Pontecesures, el colectivo que utiliza este instrumento para la pesca de la lamprea y la anguila.
Regatas
En cuanto a la afluencia de barcos en la ría, Ramón Barreiro opina que se está recuperando poco a poco la cantidad de velas que podían llegar a verse en las regatas antes de la crisis. «En las Rías Baixas competimos más de cien barcos por regata hasta 2010. Después todo se vino abajo, aunque últimamente ha remontado bastante, sobre todo en la ría de Pontevedra».
Aunque las regatas le han proporcionado «experiencias preciosas y sensaciones muy bonitas», explica que tras 16 años ha empezado a utilizar el Ziralla a modo de crucero, dejando un poco de lado la competición..
«Un pescador se acostumbra a sentir el viento cada día, casi parece que podemos verlo»
Además del Ziralla Primero y la embarcación que utiliza para llevar a cabo su oficio de marinero, la pasión por la navegación de Ramón Barreiro lo ha llevado a probar todo tipo de embarcaciones. Siendo niño practicó remo olímpico. Llegó a proclamarse campeón gallego en el campeonato de 1977 y sexto mejor de España, pero tuvo que abandonar esta disciplina para comenzar a trabajar con catorce años, tras abandonar los estudios.
Cuando le tocó hacer el servicio militar, al estar en posesión de la libreta de navegación lo destinaron 18 meses a un barco de guerra. De su estancia allí aprendió que en el barco no hay democracia, ya que en el patrón recaen todas las responsabilidades y «retrasarse a la hora de realizar una maniobra puede ser fatal, por eso hay ocasiones en las que no se debe cuestionar una orden», explica.
Las embarcaciones que ha utilizado para su trabajo han ido cambiando con el paso de tiempo, dependiendo del arte de pesca que utilizara en cada período. Su trayectoria comenzó con la Charo, una gran embarcación de madera para la pesca de la solla, pero por sus manos han pasado dornas de tope y distintos tipos de gamelas, desde que comenzó a pescar con nasa butrón y dejó de lado los trasmaios y el rastro.
Fuera del mar
Aunque durante toda su vida buena parte de su ocio ha estado ligado al mar, Ramón Barreiro también practicó bicicleta de montaña en su tiempo libre durante algunos años, antes de tomarse en serio la competición a vela. «Me gustaba ocupar los domingos con esta disciplina para así poder desconectar del mar. Guardo muy buenos recuerdos de aquella época», explica.
La formación nacionalista acudirá de nuevo al Parlamento de Galicia y al Congreso de los Diputados
El equívoco trato que Renfe está dispensando a Vilagarcía con respecto a sus comunicaciones ferroviarias desencadenó ayer el anuncio de una ofensiva política por parte del BNG, que escenificó sus intenciones con una concentración de representantes públicos a las puertas de la estación de la capital arousana. En cabeza, Néstor Rego, el diputado de la formación nacionalista en el Congreso, y la parlamentaria autonómica Montse Prado.
Prado advirtió de que el Bloque no tolerará que Vilagarcía, y con ella la comarca de O Salnés, sean excluidas de las nuevas frecuencias directas que comunican Vigo con Madrid. «Trátase da estación de referencia para 150.000 persoas, xa que hai que sumar os habitantes de Caldas, de Valga, e mesmo Barbanza, se existise un bo servizo». El dinamismo económico del territorio de Arousa justifica sobradamente, alegó la diputada, la implantación de, como mínimo, una segunda parada. Pero, además, el BNG exige que sean repuestos los servicios del eje atlántico que fueron suprimidos al hilo de la pandemia, como los trenes de las ocho menos diez de la mañana y las tres de la tarde con destino a Santiago, o el de las 18 horas en sentido inverso. Los nacionalistas actuarán en el Parlamento gallego, instando a la Xunta «a que faga moito máis que declaracións».
Rego, por su parte, acaba de recibir en el Congreso una respuesta similar a la que obtuvo Unidas Podemos: Renfe considera que los servicios actuales entre Vilagarcía y Madrid son suficientes, teniendo en cuenta que el tren de las seis de la mañana arroja una media de trece pasajeros diarios. «É unha falacia de quen primeiro desatende os servizos e despois argumenta que non teñen demanda», subrayó el diputado, que anunció una proposición no de ley en la comisión de transporte y movilidad: «Todos os servizos de Vigo —calcula— poderían parar aquí».
LO QUE DICE RENFE
El servicio de Vilagarcía es suficiente. En dos respuestas, fechadas el 9 y el 12 de julio, Renfe responde a sendas preguntas que formularon el grupo de Unidas Podemos y el portavoz del BNG en el Congreso de los Diputados. El operador ferroviario subraya que, en octubre, Vilagarcía solo contaba con servicios a Madrid mediante enlace en Santiago. «Gracias a la nueva configuración de los servicios de alta velocidad, esta localidad pasó a tener un servicio directo por sentido con Madrid, además del servicio con enlace en Santiago, que se mantuvo durante el estado de alarma». En resumidas cuentas, «de lunes a viernes, Vilagarcía dispone de un servicio directo por sentido y dos servicios por sentido con enlace en Santiago para viajar a Madrid. Y los fines de semana mantiene los mismos servicios directos, además de un servicio con enlace por sentido». Teniendo en cuenta que el promedio en mayo fue de trece viajeros diarios, Renfe considera que «la oferta programada actualmente es adecuada».
LO QUE DICE EL CONCELLO DE VILAGARCÍA
Habrá una segunda frecuencia a partir de diciembre. Este es el anuncio con el que el alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, regresó de Madrid tras mantener un encuentro, el 9 de julio, con el presidente y el director de Alta Velocidad de Renfe. Ambos le garantizaron que se implantará al hilo de la entrada en servicio de los siguientes tramos del AVE a Galicia, además de subrayar que las conexiones desde Santiago se incrementarán desde las seis actuales a nueve, con una reducción de una hora en los tiempos de viaje entre la capital arousana y Madrid.
Lo del chourizo como plato estrella de una fiesta gastronómica tuvo su momento álgido hace muchos años. Fue en 1992 cuando se inventó en Cesures la Festa dos Ovos con Chourizo. El año anterior, Piñeiro Ares, inefable alcalde cesureño, polemizó con Jesús Villamor, alcalde de Padrón, al organizar unas fiestas de Pascua al tiempo que las populares y ancestrales fiestas de Pascua padronesas. Saltaron chispas y en 1992, Piñeiro dejó el invento pascual y se inventó una movida gastronómica que hizo correr ríos de tinta y dio mucho juego periodístico.
En concreto, unos días antes del domingo festivo de Padrón, organizó quince días de festejos que culminaron con la I Festa dos Ovos con Chourizo, que, además de la degustación gratuita de tan contundente plato, contó con la presencia estelar de Marianico el Corto. Aquella mezcla castiza y cañí provocó críticas, debates, vergüenzas y artículos de fondo, máxime cuando el alcalde Piñeiro ya había irritado a medio Salnés con la contratación festiva de Regina dos Santos, un mito erótico del patriarcado machista cuando nadie hablaba de ese tema.
Como Piñeiro Ares era genio y figura, la Festa dos Ovos con Chourizo no estuvo exenta de polémica. Si el año anterior la pelea había sido con Padrón, en 1992 la disputa fue con Valga. La chispa brotó cuando los feriantes, que costeaban buena parte del programa festivo, instalaron algunas de sus barracas en los muelles dentro de un terreno propiedad del Ayuntamiento de Valga. Una vez llegado a un principio de acuerdo con el concello colindante, los feriantes rompieron el pacto de manera unilateral y, ya que no podían invadir Valga, forzaron una represalia simbólica: la comisión del huevo y el chorizo excluyó del programa de fiestas al grupo de gaitas y danzas de Valga.
Piñeiro Ares era todo un personaje. Lo recuerdo en Fexdega, acompañando a Fernández Albor durante su paseo de inauguración, pero corriendo apresurado para instalarse en el stand de Pontecesures, preparado para dedicarle su último libro a don Xerardo. Otra vez lo vi en la discoteca Chanteclair, cuyo memorable eslogan publicitario era «¿Te trisca la idea?». Aquella noche actuaba Manolo Escobar en la disco, pero no acababa de salir al escenario porque no le pagaban. Ajeno a la polémica, José Piñeiro paseaba por Chanteclair meditabundo y solitario, parecía a la espera de que una idea le triscara. Quizás fue ahí donde maquinó lo de los ovos con chourizo, que se sustanciaron esa primavera.
Cuando Piñeiro perdió la alcaldía y la ocupó el BNG, se potenció la Festa da Lamprea y se olvidaron los huevos. De esa fiesta fui jurado. Nunca lo olvidaré. En la plaza del pueblo, sobre un estrado, el hermano de Camilo José Cela, la tía de Pepe Domingo Castaño, el periodista Diego Bernal y un servidor. Delante, todo Cesures sentado en sillas y atendiendo a cada uno de nuestros gestos mientras probábamos una docena de lampreas preparadas por amas de casa del pueblo. Tras elegir la mejor, nos invitaron a cenar… lamprea. No me sentó mal, pero al día siguiente solo comí un yogur. Es lo que tienen las fiestas gastronómicas.
Gran remanso de tranquilidad en Pontecesures, donde no se han detectado nuevo positivos desde hace ya más de dos semanas. En Catoira y O Grove el asunto está también bastante contenido, con menos de 75 casos por cien mil habitantes a siete días, mientras que en Meaño, Valga y Ribadumia están al límite de comenzar a preocuparse.
El Campeonato Galego Sprint de piragüismo dio el pistoletazo de salida ayer en el Centro Deportivo David Cal con las pruebas pertenecientes a la categoría juvenil. Casi 400 palistas de 28 clubes de Galicia forman parte de estas pruebas que hoy concluyen con la participación de los sénior. Entre los jóvenes palistas que han podido subirse al cajón de premiación destaca el doblete en K-1 masculino del CP Verducido con Mauro Domínguez siendo primero y Anxo García obteniendo la medalla de plata.
En la modalidad femenina de K-1 Sara Durán (Portonovo) fue la más rápida en la mañana seguida por la palista del Naval Pontevedra, Antía Landeira. En cuanto a las pruebas de canoa masculinas el podio acabó compuesto por Diego Domínguez (Breogán do Grove), segundo fue Yoel Becerra (RCN Rodeira) y el tercero Borja Castiñeiras (CN Pontecesures). Por último, en la modalidad femenina de C-1, la más rápida fue Claudia Couto (Ciudad de Pontevedra), seguida por Valeria Oliveira (CP Poio Pescamar) y Ángela Jorge (Ciudad de Pontevedra).