Hay agua abundante, lo que permite que el pez remonte el cauce fluvial, y la corriente es menos intensa que el año pasado, lo cual da mayores facilidades a los pescadores
Con la llegada del año nuevo comienza siempre en Galicia la campaña de pesca de la lamprea, que arranca con excelentes expectativas, gracias al alto caudal de los ríos más importantes para esta especie, presente en los tramos fluviales más próximos al mar tanto en el Eo como en el Mera, el Mandeo, el Anllóns, el Tambre, el Umia, el Miño, el Tea o el río Ulla.
La abundancia de agua en los ríos propicia la mejor orientación de las lampreas, que de este modo localizan los puntos idóneos para iniciar desde el mar la remontada de los cauces fluviales en los que desova.
Es este movimiento anual el que aprovechan los pescadores para capturarlas, de ahí la importancia de que los ríos bajen ??llenos?. Además, aunque con gran cantidad de agua, este año tampoco es tan abundante como la del año pasado por estas fechas, y ese factor, que conlleva la existencia de corrientes menos virulentas, facilita la labor de la flota.
En el río Ulla, por ejemplo, los pescadores de lamprea, popularmente conocidos como valeiros y pertenecientes a la cofradía de pescadores de Carril, tienen ??muchas esperanzas? en esta campaña, que para ellos comienza hoy mismo.
A las 9 horas
A las nueve de la mañana, los guardarríos se ocupan de analizar y precintar las nasas-butrón, que es el aparejo empleado en el Ulla para pescar el preciado parásito marino. A partir de las doce del mediodía, los primeros aparejos van a ser estratégicamente colocados en diferentes puntos del río, y no será hasta mañana cuando se recojan.
??Será entonces cuando podamos decir si va a haber mucha lamprea o no, pero en principio somos optimistas, y si la contaminación no ha acabado con este recurso, el buen caudal del río debería ayudarnos a conseguir importantes capturas?, asegura uno de los valeiros, que este año van a faenar en el Ulla a bordo de 18 embarcaciones, la mayoría con puerto base en Pontecesures, pero también procedentes de Carril y Rianxo.
??Hay agua abundante y la corriente no es excesiva?, apunta otro de los marineros, que recuerda que las lampreas suelen venderse directamente a restaurantes.
El año pasado, recuerda, ??la primeras piezas fueron adquiridas por el restaurante El Olivo, de Pontecesures, que pagó las más grandes a 70 euros y las medianas, a 50?.
En cualquier caso no es lo habitual, ya que a lo largo de la campaña el precio suele bajar, situándose entre los 30 y los 45 euros por pieza, siempre en función del tamaño del pez. Sea como fuere, la evolución del precio de esta especie, que no pasa por lonja y está prácticamente vendida antes de ser pescada, va a depender tanto de la abundancia del recurso como de la demanda existente en los restaurantes especializados, donde se convierte en una auténtica joya culinaria capaz de satisfacer los paladares más exigentes.
Los ríos Tea, Miño y Ulla, y particularmente puertos como el de Pontecesures, se convierten desde hoy en lugar de referencia obligada para los amantes de este parásito marino, que en la localidad pontecesureña tiene su propia fiesta gastronómica y cuyos orígenes prehistóricos le confieren un aspecto tan misterioso como sorprendente.
Cocinada en su propia sangre, a la bordelesa, la lamprea conforma un plato exquisito que despierta odios y pasiones, pero que no deja indiferente a nadie.
FARO DE VIGO, 04/01/10