Padrón es historia en sí mismo. Pero en estos tiempos de Pascua, donde el bullicio impide disfrutar de la villa con tranquilidad y sosiego y descubrir en las fachadas de los edificios elementos singulares que han sobrevivido como testigos en el tiempo, hay un rincón singular, a menos de 5 kilómetros del casco urbano, donde pasear eleva el espíritu. Se trata del núcleo de Herbón y su entorno. Junto al Herbón de las huertas y del cultivo del pimiento se esconde un núcleo de población marcado por estrechas callejuelas y casas de piedra. Pese a que el feísmo se instaló en este núcleo aún pueden apreciarse algunas construcciones tradicionales hechas con sumo respeto.
Cuatro son los símbolos que definen a esta población: el convento con su claustro y su huerta; la iglesia de Santa María, que conserva su fachada románica (casi única), el río Ulla con sus tradiciones y sus leyendas, y coronando éste, las tradicionales pesqueiras, unas construcciones atribuídas a la época romana que sobrevivieron como fieles testigos del paso del tiempo en este rincón del sur padronés.
Y como elementos singulares, también cabe destacar la robleda donde cada primer fin de semana de agosto se reúnen cientos de comensales ávidos de degustar el afamado pimiento que dio a conocer Padrón al mundo entero.
Tranquilidad, quietud y sosiego se reúnen aquí en reducidos kilómetros.
TIERRAS DE SANTIAGO, 07/04/09