El Concello hizo la previsión de 50.000 personas atraídas a Padrón en el día grande de sus fiestas de Pascua, y visto el aspecto que presentaba ayer la villa de Rosalía podría haber vaticinado 60.000 o 70.000, que nadie se lo iba a cuestionar como si de un disparate se tratase. Sea como fuere, ayer Padrón, en especial su centro histórico y los principales escenarios festivos -A Barca, O Souto, el paseo del Espolón- estaban a reventar por sus cuatro costados.
Los veteranos del lugar matizaban que la afluencia fue más constante que otros años durante toda la jornada, en especial desde media mañana hasta las nueve de la noche, y menos concentrada en las horas centrales del día, lo que hizo más llevadera la presencia multitudinaria de pascueiros bajo un calor de casi 30 grados al mediodía que llenó los locales hosteleros, dejó sin vacantes las terrazas y convirtió las sombras de los árboles históricos del jardín botánico en un pequeño paraíso donde refugiarse a degustar una empanada en familia. Los restaurantes de la villa no dieron abasto, como tampoco las tradicionales pulperías, abarrotadas de comensales en O Souto y soportando el ambiente recalentado por las carpas y el fuego de las potas. Una multitud que incluso a la hora de comer hacía cola en la tómbola, «la que más toca», o se paseaba por el Espolón entre los puestos del mercadillo y bajo la mirada pachorrenta de Cela en lo alto de su pedestal.
Semejante abarrote no apaciguará, aunque sí podrá serenar, el debate sobre la necesidad de introducir cambios en las fiestas de Pascua, que en realidad ofrecen un programa casi tan inamovible como el tren Popof que ahí sigue casi tres décadas más tarde, el Saltamontes o los coches de choque. Sí ha habido cambios: en esta misma edición, y por primera vez desde hace once, una mujer, la empresaria de la pulpería Rial Lydia Angueira, fue la pregonera el sábado por la noche. Y de los toros ya casi no queda rastro, cuando esta solo ha sido la segunda Pascua sin ellos, un cambio motivado por la nueva correlación de fuerzas en el salón de plenos del Concello. El espacio de los toros ha sido ocupado de lleno por los caballos, que ayer volvieron a traer mucho público al campo de A Barca, con la feria equina y las pruebas morfológicas puntuables para la Copa Galicia de caballos y yeguas de pura raza gallega, así como el espectáculo de doma de alta escuela de la compañía burgalesa Hermanos Borjas y la colaboración de la Asociación Pura Raza Cabalo Galego y el Club Hípico de Volteo Burgos, una exhibición muy aplaudida por los aficionados que llenaron el «coso equino, antes taurino» con capacidad para más de dos mil personas.
Por la tarde, después de los últimos concursos morfológicos, los caballos cedieron el recinto a los perros participantes en el primer Campeonato Pascua de Padrón de Agility, complementado con exhibiciones como las de detección de sustancias a cargo de GTC Euskogal, o la de la Unidad Canina de Rescate padronesa.
Tampoco faltó público en la plaza de Macías para escuchar el concierto de la Banda de Música Municipal de Padrón, y los amantes de las verbenas pudieron concluir la jornada bailando con los ritmos de la cantante Pili Pampín y del espectáculo de las orquestas Panamá y Tango, hasta altas horas de la madrugada.
La jornada festiva transcurrió sin incidencias importantes, bajo la vigilancia de un notable despliegue de la Policía Local de Padrón en los puntos más concurridos de la villa, así como del GES. Hubo un susto que se quedó en eso, por un conato de incendio en una vivienda de la avenida de Compostela, al quemarse una lavadora, pero no pasó a mayores.
El tráfico discurrió con la normalidad posible en un Domingo de Pascua en Padrón. No hubo accidentes de consideración, y las dificultades para aparcar fueron las lógicas en esta jornada, en la que los leira-párking -entre 2 y 4 euros, según ubicación- volvieron a hacer su agosto.
La Pascua prosigue hoy con el Día de Santiago en Padrón y la recepción en el Concello a la corporación municipal compostelana, entre otros actos.
La Voz de Galicia