Los pescadores del primitivo animal tienen que devolver al río las demás especies que aparecen en sus nasas butrón.
Momento en que un valeiro devuelve una trucha al agua.
La campaña de pesca de lamprea en el río Ulla avanza a un ritmo muy inferior al deseado, para desesperación del colectivo de valeiros que opera desde el puerto de Pontecesures. Parece que el caudal aún no subió lo suficiente, y esto se antoja determinante para que las capturas sean tan escasas, tanto que los pescadores se van a casa cada mañana de vacío.
A modo de ejemplo decir que el sábado levantaron sus nasas butrón solo dos naves y únicamente consiguieron un ejemplar. Ayer ya fueron algunas lanchas más, pero el resultado fue el mismo, una pieza.
Lo que sí aparece en las nasas son truchas, reos, salmones, algún que otro camarón -sobre todo cuando había menos agua dulce en el Ulla- y anguilas. Pero sucede que todo ello son especies que los pescadores de lamprea deben devolver inmediatamente al agua.
Con tanta escasez de lamprea en el Ulla no es extraño que los restaurantes especializados en el suculento pez se «peleen» para conseguir las piezas que salen del agua «a cuentagotas». Un valeiro explica que tiene media docena de negocios «vigilando para que les venda a ellos todo lo que pueda pescar».
Faro de Vigo