Grandes cantidades de basura se acumulan en una zona de monte de Herbón, en Padrón.

El vertedero está muy cerca del río Ulla y cada vez va a más, con restos de plantas de pimientos incluidas.

Hace un año, en estas mismas páginas, se publicaba la información de un gran vertedero de basura cerca del río Ulla en el monte de la parroquia de Herbón, en el municipio de Padrón. A día de hoy, la basura no solo no fue retirada, sino que fue a más. Así, justo debajo del puente de la autopista, se puede ver todo tipo de residuos: escombro, electrodomésticos, juguetes, uralitas y hasta una cantidad ingente de plantas de pimientos, tiradas a un lado del camino que conduce a las primeras pesqueiras del Ulla, las de Areas.

Por el camino se puede ver, además, plásticos de invernaderos y ruedas, entre otros residuos. Los vigilantes de recursos naturales de la Xunta hicieron en su día un informe sobre la acumulación de basura en dicho punto, pero esta no fue retirada con lo que ha ido a más y de forma reciente. Ejemplo de ello son las viejas plantas de pimientos de Herbón, arrancadas de invernaderos o fincas al aire libre que produjeron la temporada pasada. Con ello, es de suponer que, quien las tira allí, no es de muy lejos.

«Non entendo como a xente pode tirar as plantas no monte», asegura un vecino de Herbón en alusión a que son restos que se pueden quemar en las propias fincas o incluso fresar y utilizarlas como abono natural.

Plásticos de invernadero

A la vista de la cantidad de restos que hay tirados a un lado de la pista, en una zona de pendiente hacia el río Ulla, que queda a escasos metros, está claro que el basurero lleva años allí y lo seguirá estando a menos que se tomen medidas. También los plásticos tirados a un lado de la pista no son de ahora, a la vista de como ya están semienterrados por la propia maleza.

En el basurero hay, además, restos de obra, entre ellos, uralitas, que contienen un material, el amianto, prohibido por su alta toxicidad y, pese a ello, se sigue tirando en los montes, con el riesgo de que contamine aguas próximas, como las del río Ulla.

En Padrón, echar basura en el monte debería estar especialmente castigado ya que el Concello dispone de un punto limpio en el que los vecinos pueden depositar la basura, incluido los plásticos de los invernaderos. Este servicio no está disponible, por ejemplo, en municipios limítrofes como Rois o Dodro.

De acuerdo con un vecino de Herbón consultado, esta zona de monte son propiedades particulares, aunque hay una franja afectada por la obra de construcción en su día de la autopista, precisamente donde se concentra la mayor cantidad de basura. Esta irá a más sino se toman medidas ya.

La Voz de Galicia

La escasez de lamprea complica su cata en la comarca arousana.

A pesar de que hace un mes que comenzó la temporada, se pueden ver pocas piezas en los restaurantes que hacen de ellas su fuerte.

El río Ulla continúa seco. Al menos, en cuanto a lampreas se refiere. Las embarcaciones que salieron la semana pasada a dejar los butrones se volvieron con las manos vacías. El fin de semana las cosas mejoraron un poco: «Se capturaron cuatro piezas pequeñas», lamenta el valeiro cesureño Pepe Barreiro. La suya fue una de las ocho embarcaciones (de un total de dieciséis existentes) que salió a probar suerte tras haber esperando un tiempo en vista de la escasez de las primeras semanas. Las cosas no mejoraron. Así lo perciben también en los restaurantes de la zona, donde la lamprea acostumbra a ser el plato más codiciado en esta época del año. Casa Emilio, en Catoira, y el hotel Casa do Río, en Pontecesures, coinciden al señalar que no recuerdan una escasez como la de este año. A lo que acompañan unos precios más elevados.

«Aunque en el comienzo de la temporada no suelen abundar, no recuerdo un año con tanta escasez. Por el momento, debe ser en el que menos piezas hay», señala José Rodríguez, propietario de Casa Emilio. Sus palabras van dirigidas tanto a las capturas del Ulla como a las del Miño, siendo las de este último río las que están permitiendo que sirvan al menos un plato de este pescado casi todos los días. «Llevamos servidas entre 35 y 40 piezas, una cifra muy reducida en comparación a otros años», afirma. «Prácticamente todas vienen del Miño, por aquí la cosa está peor», relata.

La escasez tiene una consecuencia inmediata: la subida de los precios. «Están veinte euros más caras que el año pasado», señala sobre unos piezas que están rondando los ochenta euros. La cara menos amarga viene de la calidad. «Es excelente», añade Fernández. Una buena noticia para los fieles de este plato, que repiten cada año tanto en este local como en el hotel Casa do Río. «Hay clientela con la que ya contamos de una temporada para otra», señala Rafael Piñeiro, gerente del hotel.

Desde la vecina Pontecesures, la tónica en los restaurantes es similar. «Teníamos pensando hacer un campaña publicitaria de la lamprea pero tendremos que esperar», indica Piñeiro. ¿El motivo?, hasta el momento solo han logrado hacerse con una. Pescada en el Ulla, su precio también llegó a los ochenta euros. «Este año es algo excepcional. En otras ocasiones podía haber menos y subir su precio, pero nada que ver con esta sequía», prosigue. Como consecuencia no pudieron servírsela a unos clientes que la tenían reservada para el pasado jueves. «Esperamos poder volver a trabajarla en quince días», señala Piñeiro.

En vista a las previsiones meteorológicas, comercializarla con normalidad en el plazo marcado por el gerente de A Casa do Río será posible. «Las precipitaciones que anuncian para estos días son necesarias. Una vez concluyan, ya se empezará a pescar», relata Pepe Barreiro. La experiencia le dice que, tras las borrascas fuertes, las probabilidad de capturar las lampreas que acceden al río para desovar son más elevadas. La próxima semana volverá.

La Voz de Galicia

A falta de lamprea aparecen las truchas, salmones, reos y anguilas.

Los pescadores del primitivo animal tienen que devolver al río las demás especies que aparecen en sus nasas butrón.

Momento en que un valeiro devuelve una trucha al agua.

La campaña de pesca de lamprea en el río Ulla avanza a un ritmo muy inferior al deseado, para desesperación del colectivo de valeiros que opera desde el puerto de Pontecesures. Parece que el caudal aún no subió lo suficiente, y esto se antoja determinante para que las capturas sean tan escasas, tanto que los pescadores se van a casa cada mañana de vacío.

A modo de ejemplo decir que el sábado levantaron sus nasas butrón solo dos naves y únicamente consiguieron un ejemplar. Ayer ya fueron algunas lanchas más, pero el resultado fue el mismo, una pieza.

Lo que sí aparece en las nasas son truchas, reos, salmones, algún que otro camarón -sobre todo cuando había menos agua dulce en el Ulla- y anguilas. Pero sucede que todo ello son especies que los pescadores de lamprea deben devolver inmediatamente al agua.

Con tanta escasez de lamprea en el Ulla no es extraño que los restaurantes especializados en el suculento pez se “peleen” para conseguir las piezas que salen del agua “a cuentagotas”. Un valeiro explica que tiene media docena de negocios “vigilando para que les venda a ellos todo lo que pueda pescar”.

Faro de Vigo

Restaurantes secos de lamprea.

Los hosteleros de la comarca santiaguesa se disputan los pocos ejemplares que llegan, casi ninguno del Ulla.

Los pescadores y los hosteleros del área de Santiago dan casi por perdida la temporada de lamprea. La dos estaciones secas encadenadas mantienen inusualmente bajos los niveles de caudal de los ríos gallegos, y el Ulla no es una excepción. Los gestores de las pesqueiras de Padrón están desesperados, igual que los propietarios de restaurantes especializados de la comarca, que tienen que recurrir a los ejemplares que mandan desde el Miño, que también baja seco.

«Non hai nin haberá lamprea», augura Eduardo Sánchez, propietario de un vivero de lampreas en Santiago que está haciendo auténticos malabares para cumplir con los restaurantes de la comarca a los que suele distribuirles los ejemplares que normalmente consigue en el Ulla. «Este ano, nada de nada», lamenta. Aparecen algunas en Pontecesures, pero la gran mayoría proceden de las zonas de Arbo, Tui y A Guarda. «Non compensa facer 350 quilómetros e perder catro horas para acabar pedindo prezos disparatados», explica Sánchez, quien tiene pocas esperanzas en la temporada por cuanto el agua que caiga en los próximos meses se va a destinar para los embalses «e non vai encher os ríos, por moito que chova».

El Barrola, uno de los restaurantes compostelanos de referencia que apuestan por la cocina de temporada, va salvando las reservas con algún que otro ejemplar del sur que le sirve el propio Sánchez, pero el problema son los grupos que se reúnen con la disculpa de catar este controvertido pescado. «Este mes estuvo todo más parado», confirman desde el Fogar do Selmo, en Rois, que normalmente confía sus jornadas de río a las capturas del Ulla.

Algo similar le ocurre al Chef Rivera, en Padrón, que echa en falta «as lampreas, pero máis os clientes», dice con buen humor afrontando el final del siempre complicado mes de enero. El problema, sostiene, es que los precios tampoco invitan a insistir en esta apuesta gastronómica de temporada. «Unha lamprea de 1.500 ou 1.800 gramos da para dúas racións e media, pero se pagas pola peza 60 euros e a ración custa 36 euros, vai o comido polo servido», comenta Rivera, quien más allá de esta mala racha piensa que el mayor problema es la falta de interés entre los jóvenes por este bocado que no deja indiferente a nadie: «Hai xente que fai cen quilómetros para comela e outros non dan dous pasos», reflexiona.

Otros restaurantes de la capital han sufrido para ofrecerla a los clientes desde que abrió la veda, el 2 de enero. «Costó, pero fui apañando», comenta Manuel García, del Don Quijote, que está comprando lamprea de Arbo. Es todo un contratiempo, para el local de Galeras y para todos los que confían su mes de enero a este plato, que moviliza a muchos comensales antes de iniciar la temporada alta de los cocidos, que ya está ahí. En el Mesón de Lázaro, Pepe Mata la mantiene en la carta. ?l es del Ulla, conoce bien el río y tiene la esperanza de que las lluvias de estos días revuelvan un poco las aguas para que empiecen a caer en las redes. A pesar de ser otro de los locales con fama de cocinarla bien -a la bordelesa, rellena o en empanada- esta semana pasada solo ha servido tres ejemplares. «Saco adelante los compromisos», admite Mata, a quien ya se la han ofrecido «de fuera» y congelada: «Ni hablar», replica.

La Voz de Galicia

Pontecesures impulsará una marca de calidad para la lamprea de sus valeiros.

El Concello inauguró ayer la sala de exposiciones centrada en la dama del Ulla.

El Concello de Pontecesures inauguró ayer la Casa da Lamprea. El espacio, anexo a la plaza de abastos, es un pequeño altar en el que se quiere rendir homenaje a un producto peculiar, una delicatesen tan adorada como incomprendida, que ha dado nombre y proyección a esta pequeña localidad del Baixo Ulla. Precisamente para seguir fortaleciendo los vínculos entre Pontecesures y este antiguo manjar, Concello y valeiros consideran que ha llegado la hora de impulsar «unha marca de calidade que permita que o noso produto lle poida facer fronte ao que ven doutros países, ao de importación».

Las palabras son del alcalde, el popular Juan Manuel Vidal Seage, que ayer actuó como anfitrión de un acto en el que estuvo la directora de Turismo, Nava Castro, y el delegado de la Xunta en Pontevedra, José Manuel Cores Tourís. Pero para darle lustre a la lamprea del Ulla es necesario, también, atender a las demandas de quienes se encargan de pescar a este escurridizo animal. En ese sentido, el próximo lunes, el alcalde Vidal Seage acompañará a una representación de estos pescadores a una reunión en la Consellería de Medio Ambiente. La intención es trasladar a este organismo «a casuística propia dos valeiros de Pontecesures», los condicionantes que tiene su trabajo y el uso de la nasa butrón que utilizan para capturar a la escurridiza lamprea.

La apertura de la exposición permanente sobre este pez tiene, aún, otra lectura a tener en cuenta. La ubicación elegida para esta, en las inmediaciones de la plaza de abastos, no es una casualidad. Obedece a la determinación del regidor de abrir Pontecesures hacia el río Ulla. ¿Y qué mejor manera que ensalzando la calidad del producto que se pesca en el río y que se comercializa en la plaza de abastos?. «Estamos a falar de equipamentos comerciais e culturais, que nos permitirán amosar a propios e estraños o que é realmente importante neste lugar», sentenciaba ayer, tras los actos institucionales, el alcalde cesureño.

La Voz de Galicia

Pontecesures estrecha sus lazos con el Ulla mediante la promoción de la lamprea.

Pontecesures se hizo ayer un poco más grande gracias a un pequeño inmueble, y sobre todo se acercó un poco más a un río como el Ulla, al que había dado la espalda durante mucho tiempo. Lo hizo estrenando la Casa da Lamprea, que es tanto como decir que saldó una deuda histórica con un pez que es parte de su historia, que da mucho de qué hablar cada año y que se merecía algo más que una fiesta anual.

Se trata de un centro de interpretación que puede parecer poca cosa, dadas sus reducidas dimensiones y el “bajo” presupuesto manejado, unos 68.000 euros. Pero es una instalación cargada de simbolismo y mensaje, de ahí que aspire a convertirse en punto de encuentro para vecinos y visitantes, dejando claro a cuantos quieran saberlo que ese viscoso, cartilaginoso y primitivo pez que el colectivo de valeiros pesca con sus nasas butrón tiene sangre pontecesureña.

La villa debe mucho a la lamprea, y la lamprea debe mucho a Pontecesures, de ahí la importancia de la puesta en marcha de esta instalación que, por si fuera poco, se complementa a la perfección con la remozada plaza de abastos.

De hecho las dos instalaciones ocupan el mismo lugar, como no podía ser menos a orillas del río Ulla, donde ayer se dieron cita vecinos, pescadores y los políticos protagonistas del acto inaugural, con el alcalde conservador Juan Manuel Vidal Seage a la cabeza.

Junto a él, sus socios en el gobierno tripartito, Ángel Souto e Isabel Castro, ejerciendo los tres como anfitriones de una ceremonia a la que acudieron igualmente representantes de la Xunta, que para eso aportó el dinero con el que se hicieron realidad tanto la Casa da Lamprea como el nuevo mercado municipal de abastos.

En concreto fueron la directora de Turismo de Galicia, Nava Castro; la directora general de Comercio y Consumo, Sol Vázquez; y el delegado territorial de la Xunta en Pontevedra, José Manuel Cores Tourís, los que tuvieron la oportunidad de asistir a este acontecimiento de suma importancia para la localidad pontecesureña, pero también para el Ulla y su lamprea.

Fue Nava Castro la encargada de destacar las bondades del preciado pez y del centro interpretativo, destacando que “este nuevo espacio enfocado a la calle es un punto de encuentro, de música y de baile, pero por encima de todo es un lugar donde disfrutar de la lamprea que invita tanto al vecino como al visitante a conocerlo y disfrutarlo”.

Lógicamente también relacionó la Casa da Lamprea de Pontecesures con la ruta que rinde homenaje a este suculento manjar y lleva su nombre, la cual “combina los numerosos recursos vinculados a la lamprea en cada una de las zonas bañadas por los tres ríos en los que habita en Galicia, como son el Miño, el Tambre y el Ulla, con la visita a lugares de interés natural y cultural de su entorno, como miradores, paseos, puentes o capillas, entre otros”.

En resumen, que Pontecesures ya ocupa el lugar que le corresponde entre los destinos lampreeiros de Galicia.

Faro de Vigo