La primera cosecha de vino de Barbanza será de 100.000 botellas
El producto se elaborará en siete bodegas de carácter artesanal distribuidas por la zona
odo comenzó hace cuatro años como una aventura incierta y ha concluido con los mejores resultados posibles. Las asociaciones de viticultores Arousa Norte, Ribeira de Arousa y Catoira han conseguido que la Consellería do Medio Rural dictamine que los caldos producidos en su ámbito de influencia, y bajo estrictos controles, puedan venderse amparados por la denominación específica Viños da Terra Ribeiras do Barbanza-Iria. La primera cosecha que podrá acompañar los pescados y carnes de cualquier mesa será la del 2007. Aunque todavía es pronto para hacer pronósticos, uno de los principales impulsores de este proyecto, Francisco Crusat, espera que puedan comercializarse cien mil botellas.
Los productores, pertenecientes a los municipios de Ribeira, Rianxo, A Pobra, Boiro, Porto do Son, Lousame, Catoira, Valga, Pontecesures y Dodro, elaborarán caldos tintos y blancos, aunque todo apunta a que su entrada en el competitivo mercado será con estos últimos.
Inicialmente, el producto se elaborará en siete bodegas artesanales de Arousa norte y sur. Por el momento sólo una está homologada, pero los dueños de las otras seis ya han iniciado el proceso para obtener la autorización. Los viticultores apuestan por bodegas artesanales porque, aseguran, no quieren competir en cantidad, sino en calidad. Usarán la tecnología más moderna, pero los métodos más tradicionales.
Sus caldos estarán dirigidos al mercado local, pero reservarán algunas botellas para tiendas selectas, de esas en las que los consumidores buscan productos distintivos con los que sorprender a familiares y amigos en ocasiones especiales.
Sin embargo, antes de llegar a las mesas y a las tiendas les queda un largo camino que recorrer. Francisco Crusat dice que haber obtenido la denominación sólo constituye el marco de trabajo.
Reglamento exigente
Los vinos que se elaboren en el territorio de referencia deberán ajustarse como un traje a medida a un reglamento elaborado por los propios viticultores y que, según sus propias palabras, tiene exigencias propias de los caldos con denominación de origen. Sólo será posible producir un máximo de diez mil kilogramos por hectárea en el caso de variedades blancas, y de ocho mil, en el de tintas. Además, en una misma parcela no podrán mezclarse especies diferentes.
:: La Voz de Galicia ::
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