Santiago se aleja del tren de cercanías
El nuevo trazado del AVE elimina una oportunidad histórica para utilizar la actual vía ferroviaria como eje vertebrador de las comunicaciones en la zona de influencia.
El progreso pasa de largo en Osebe, A Escravitude, Padrón, Pontecesures, Catoira, Ordes, Tordoia, Vedra o Bandeira, y de momento, ni un solo político ha movido un dedo para evitarlo. El AVE es un objetivo irrenunciable para Galicia, pero su puesta en marcha conllevará la desaparición del actual trazado ferroviario, y con él cualquier posibilidad a corto, medio o largo plazo de que la capital gallega tenga un tren de cercanías, como ocurre en las principales ciudades españolas y en otras más equiparables a Santiago como Oviedo, Cádiz o San Sebastián.
«El AVE pasará por el medio del monte, por viaductos y túneles, pero lejos de los pueblos, así que esa vía no será útil para los vecinos», lamentan desde Salva o tren, una plataforma integrada por una veintena de colectivos muy plurales entre los que se cuentan grupos ecologistas, asociaciones contra los accidentes de tráfico o colectivos de trabajadores.
Adiós a 50 kilómetros de vías
La plataforma, que nació en la comarca de Caldas, tiene una intensa actividad en Santiago, por motivos políticos pero también estratégicos, ya que buena parte de los 50 kilómetros de vía que se han eliminado ya en el corredor atlántico estaban situados en el área de influencia de la capital gallega, especialmente en el tramo Santiago-A Coruña.
Uno de los argumentos para defender la supervivencia de estas vías es el nivel de influencia territorial del tren en algunas de estas paradas. En Padrón, el pasado año, utilizaron este transporte una media de 3.229 personas al mes -más de cien personas al día- en Pontecesures 1.778 y en Catoira 1.102, cifras que suponen entre un 1 y un 2% del total de la población, en las que se mueven otras localidades españolas que sí tienen tren de cercanías.
:: La Voz de Galicia :: Juan Capeáns
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