Cuando el Camino se convierte en un desafío.
Cuando usted esté leyendo este relato es probable que las patrullas participantes en el concurso promovido por la Brilat ya hayan llegado a su destino, Santiago de Compostela, después de dejar atrás unos 120 kilómetros desde la localidad pontevedresa de Tui, de donde iniciaron el martes su particular recorrido del Camino Portugués, una iniciativa que, si ya de por sí es dura, para cualquier peregrino, lo fue mucho más para los 114 soldados de los tres ejércitos que se sumaron a la competición, que batió su propio récord en este Año Santo.
Las 19 patrullas inscritas la mayoría de la Brilat, pero también de la Armada, del Ejército de Tierra y del Ejército de Aire tuvieron que superar, a lo largo del recorrido, ocho pruebas relacionadas con la instrucción militar, como un paso de rappel en Cotorredondo, tiro de precisión con fusil, lanzamiento de granadas o un recorrido topográfico. Ayer, además de continuar con la caminata bajo un sol de justicia con el uniforme oficial, cargados con mochilas de unos ocho kilos de peso y con el armamento reglamentario, las patrullas, formadas por un mando y cinco soldados de tropa, tuvieron que superar dos ??obstáculos? naturales en la comarca: los ríos Umia y Ulla a su paso por los municipios de Caldas y Pontecesures.
A la localidad termal el grueso de los participantes llegó durante la mañana. La prueba se desarrolló en la zona de Segade, cruzando desde una orilla hasta una isla intermedia por un doble cable de acero. Una tirolina triple, con cable de acero inferior y doble cordada quita miedos fueron los elementos que utilizaron los patrulleros para llegar hasta el otro margen del Umia y continuar el camino hacia Pontecesures. Allí les esperaba el cruce del Ulla con medios propios, todavía más complejo y espectacular si cabe. A nado y con el equipo completo introducido en una bolsa impermeable, los integrantes de cada grupo tuvieron que salvar la distancia entre la orilla cesureña del río y el margen de Padrón, en la Ínsua. Allí la Brilat instaló una zona de descanso en la que las patrullas dispusieron de servicio médico y todo lo necesario para su descanso y alimentación.
Alrededor de las tres y media de la tarde, cuando la patrulla más adelantada estaba a punto de alcanzar Santiago, la mayoría de los grupos participantes todavía no habían superado esta estación. Allí los aguardaba el comandante David Cuesta, coordinador del concurso, quien apuntó que ??el calor excesivo? de la jornada de ayer estaba complicando y endureciendo bastante el ya de por sí difícil reto de las patrullas. Aún así, algunas superaban el ritmo previsto ya que optaron por caminar ininterrumpidamente desde Tui sin ni siquiera dormir, ??con sólo algún tramo de descanso de unos 20 kilómetros?. Este fue el caso del grupo que cruzó el Ulla sobre las doce de la mañana. El resto acumulaban más retraso ??ya que pararon a descansar, lo más prudente con este calor?, que hace que lo más recomendable sea caminar de noche, apuntaba el comandante, que definía esta iniciativa como ??un desafío físico que todo soldado debería pasar?.
A esas alturas la Brigada de la Legión, llegada desde Málaga, había causado baja por lesiones y otros motivos. También se sumaban doce abandonos individuales, lo que supone una penalización para sus respectivas patrullas ya que el objetivo es ??premiar el espíritu de equipo? y la convivencia entre los distintos ejércitos.
A falta del último esfuerzo para llegar a Santiago, al paso por Pontecesures la patrulla del Tercio Norte de Infantería de Marina, de la Armada de Ferrol, iba al frente de la clasificación. Su responsable, el cabo mayor Muíño, es todo un experto en el concurso y de su patrulla forma parte el cabo primero Conde García, que participa por sexto año consecutivo. ??Debe ser el patrullero de los tres ejércitos que más veces ha hecho el Camino de Santiago?. Este grupo fue vencedor en 2009 y ??queremos ganar dos veces seguidas para retirarnos con la satisfacción del deber cumplido?. El cabo mayor apunta que, a pesar de conocer la prueba, ??siempre es difícil, aunque uno esté entrenado. Ningún año es igual?, ya que entran en juego la climatología y otros factores imprevistos. Para él, participar en el concurso ??resulta gratificante? y, además, agradece a la Brilat ??la invitación y el trato que nos dispensan. Nos sentimos como en casa, como si fuésemos unos miembros más? de la Brigada de Infantería Ligera.
DIARIO DE AROUSA, 03/06/10
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