La baja natalidad acrecienta el envejecimiento de la comarca. No se salva ni Pontecesures.
La comarca de O Salnés, y en su extensión todas las Rías Baixas, está dejando de ser el paraíso de los niños. El envejecimiento progresivo de la población gallega ya no perdona ni a las áreas costeras, que eran hace poco las más dinámicas en lo que a crecimiento poblacional se refiere. Los datos que hizo públicos esta semana el Instituto Nacional de Estadística dejan claro que también en los ayuntamientos de la ría de Arousa el saldo vegetativo es negativo; es decir, que mueren más personas de las que nacen.
Hace ya muchos años que ocurría en el conjunto de Galicia, pero O Salnés era una excepción. Ya no. El año pasado -la estadística se basa en datos de diciembre del 2012- todos los concellos registraban un saldo negativo, con solo dos excepciones: A Illa y Cambados. El segundo de forma testimonial, ya que solo hubo dos nacimientos más que defunciones. En el primero, en cambio, nacieron 46 niños frente a 33 fallecimientos.
No se salva ni Pontecesures, que era hasta hace poco uno de los concellos que presentaban una natalidad más alta en la comarca, favorecida por el asentamiento en sus límites de matrimonios jóvenes que podían acceder al precio de sus pisos. Pero la crisis económica también cambió ahí las tornas y ahora Pontecesures presenta un saldo cero; es decir, el número de nacimientos coincide con el de las defunciones: 25 en cada caso.
El panorama es similar en casi todos los ayuntamientos, aunque en algunos la situación es más grave. Vilagarcía, por ejemplo, registró 62 muertes por encima de los nacimientos, y en O Grove murieron 26 personas más de las que nacieron; le sigue Meis, con un saldo negativo de 20 personas, y Vilanova con 19. El panorama tampoco es mejor en Valga (-15), en Meaño (-16) o en Sanxenxo (-14).
Con los últimos datos publicados por el INE resulta que la situación en la comarca es muy similar a la que se vivía hace diez años; o sea, que hay un decenio de retroceso en el saldo vegetativo; entonces habían nacido 908 vecinos en O Salnés, mientras que a finales del año pasado se habían contabilizado 909. Pero las diferencias están al otro lado de la balanza; en el 2002 habían fallecido 959 personas, por lo que el saldo vegetativo, aunque ya era negativo, registraba tan solo una diferencia de 51 personas entre las nacidas y las fallecidas. Ahora es diferente; frente a los 908 nacimientos hay 1.058 óbitos, por lo que el saldo poblacional arroja una diferencia de 149 personas menos.
Está claro que la falta de trabajo y de independencia impide a los más jóvenes tener hijos. Y el problema va a más.
La Voz de Galicia
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