Las Navidades al sol de Oliveira junto a su gran amigo olímpico.
El cesureño trabaja tres semanas en Palma con la ayuda de Sete Benavides, diploma en Londres 2012 y aspirante también a Río.
El entrenamiento de ayer, entre el aguacero y el fuerte viento de un invierno gallego que parece haber recuperado este año todo su esplendor, resultó para André Oliveira la bofetada que lo acabó de despertar de su regreso el martes de tres semanas de estancia en Palma de Mallorca. Tres semanas muy bien aprovechadas por el palista cesureño del Náutico Firrete, en las que tuvo a su buen amigo y diploma olímpico en Londres 2012 Sete Benavides como generoso anfitrión, y también compañero de más de una de sus muchas sesiones de trabajo en el agua. Una amistad fraguada durante la temporada 2009/10, cuando ambos coincidieron en la selección española de canoa Sub-23 concentrada en Pontevedra, compartiendo piso con el ribadumiense David Maquieira y el asturiano David Fernández.
«Sete e o seu adestrador, Kiko, dicíanme todos os anos na derradeira proba internacional da tempada a ver se ía adestrar alí». Y este año Oliveira se animó a hacerlo junto a su compañero kayakista del Náutico Firrete Antón Rey. Que la pareja del cesureño tenga su residencia actual en Palma fue el factor que acabó de convencer a André, para el que la concentración en la isla balear resultaba un plus en su pelea final por un puesto en el programa del C-1 1.000 de los Juegos Olímpicos de Río este verano.
Y es que «vimos para aproveitar unha mellor climatoloxía, nunha época na que en Galicia son comúns os temporais, e así non perder sesións de auga», al tiempo que «cambiamos de rutina, o que favorece a motivación de cara a preparación das primeiras competicións», explicaba ayer Oliveira. A falta de conocer en las próximas semanas el poso del trabajo realizado, todo apunta a que la experiencia ha resultado un éxito.
«Comezabamos cedo, polo que arrincabamos abrigados, pero acababamos con temperaturas de 20 graos e traballando en manga curta» relata el canoísta. Con sesiones dobles diarias en el agua a excepción de los festivos, que obligaban a André a cubrir los 50 kilómetros entre Palma y Alcudia, localidad del club de Benavides. Allí «adestraba con material que me prestaba Sete, que tamén me deixou as chaves do club para ter liberdade de horarios».
Aunque apenas se pudo entrenar con Sete, por manejar este un programa de entrenos diferente al trabajar pensando en el C-1 200 de Río, y pasarse parte de la Navidad de viaje personal y renqueante de una gripe, André subraya que «foron unhas semanas de moito volume de adestramento, ao que sumado á pouca profundidade do encoro no que traballabamos, fixeron as sesións especialmente duras».
Oliveira, que compartió habitación con Benavides en los primeros Juegos Europeos el pasado verano en Bakú, Azerbaiyán, prepara como nunca la nueva temporada. Arrancando pronto, el 5 de octubre, y acumulando ya dos semanas de concentración en altura en Sierra Nevada a comienzos de noviembre.
La Voz de Galicia
0 comentarios