El acusado de estafar a su novia de Internet admite que se quedó su dinero, pero no haberla engañado.
Nunca le devolvió los 770 euros que ella le ingresó para un viaje.
El acusado de estafar a una padronesa con la que entabló una relación sentimental a través de una red social fue juzgado ayer en la Audiencia Provincial. Luis Gutiérrez de Cabo admitió todos los hechos que se le imputan y su abogado defensor no hizo ni una sola pregunta durante el juicio. Ni a él ni a la chica que le denunció. Reconoció que mantuvieron una «relación bastante seria», que vino a verla a Santiago y que hicieron planes para hacer un viaje a Irlanda. También que ella le ingresó en su cuenta 770 euros para cubrir su parte de esas vacaciones juntos y que ni hicieron el viaje ni le devolvió jamás el dinero. Sin embargo, aseguró ser inocente porque no tenía intención «ni de embaucarla ni de estafarla», declaró. La pregunta que flotó entonces en la sala era evidente: ¿Por qué no le devolvió el dinero? «Al final, se me torció todo», se justificó ante los magistrados.
La historia con final triste de esta vecina de Padrón y Gutiérrez de Cabo se remonta a noviembre del 2014. Se conocieron a través de Internet y estuvieron meses chateando hasta que en febrero del 2015 él se animó a hacer las maletas y venir a Santiago desde Valladolid, donde reside. Pasaron dos días y una noche juntos y terminaron de conocerse. «Al ver que habíamos congeniado decidimos seguir adelante», señaló el acusado.
Una familiar en una agencia
Con el idilio viento en popa -o eso creía la denunciante-, él propuso un viaje juntos a Dublín y se ofreció a organizarlo porque dijo tener una tía que trabaja en una agencia de viajes. La padronesa aceptó entonces ingresarle 770 euros para cubrir su parte del viaje. Y fue entonces cuando comenzaron los problemas. Cuando la fecha de salida se aproximaba, De Cabo informó a la chica que su madre estaba enferma y que debían aplazar o suspender las vacaciones. Ella le respondió que no había problema y le pidió que le devolviese el dinero, pero nunca lo logró.
«Cuando le pedí datos concretos del viaje me dio largas», explicó la denunciante. «Entonces sospeché, llamé al aeropuerto y me dijeron que los vuelos que él me había enviado eran falsos. Cuando le pedí el dinero me dijo que me lo había enviado, pero que no llegaba, así que llegó un momento en que le di un ultimátum y le advertí de que le denunciaría», señaló la padronesa ante el tribunal.
Tanto la Fiscalía como la acusación particular entienden que hay estafa porque hubo un engaño suficiente. Una trama que si quedó clara en el juicio fue en el hecho de que De Cabo reconociera que no tiene una familiar que trabaja en una agencia de viajes, pese a que la que fue su novia de Internet recibía correos de su parte proponiéndole fechas, hoteles y excursiones para el viaje. Este fue el extremo sobre el que menos pudo justificarse el acusado y en el que podría apoyarse más claramente una posible condena por estafa.
En previsión de que el tribunal no llegue a considerar los hechos como estafa, la fiscala presentó en sus conclusiones la alternativa de una acusación de apropiación indebida con la misma pena que ha solicitado: un año y nueve meses de cárcel y la devolución de los 770 euros a la denunciante, además de los intereses generados.
La acusación particular eleva su petición de pena hasta los dos años y un mes porque considera que en la estafa existe el agravante del abuso de confianza. Este es uno de los puntos más interesantes del caso, ya que los magistrados de la Audiencia deberán dictaminar si una relación que nació y se desarrolló eminentemente por Internet puede ser considerada o no un noviazgo en toda regla. Una decisión que, sin duda, tendrá su peso en futuros juicios similares.
La Voz de Galicia
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