Catoira aguarda una revisión de su estación que el ADIF sí ha llevado a cabo en Pontecesures.
Intermodalidad al margen, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) mantiene otras tres deudas pendientes. Que el AVE entre Vigo y Madrid discurra por Vilagarcía, en lugar de utilizar la antigua ruta del Miño, parece cosa imposible mientras Abel Caballero no le dé su visto bueno. No ocurrió en la última etapa del PSOE en el Gobierno central, ni tampoco en los sucesivos gabinetes del popular Mariano Rajoy. Descartado también este empeño, resta por abordar la situación en la que se encuentran las históricas estaciones de Pontecesures y Catoira.
A finales del año pasado, el ADIF anunció una campaña de revisión de 117 estaciones en toda Galicia. Entre ellas, las dos que se encuentran en el trazado del Baixo Ulla, en la primera línea de ferrocarril que funcionó en Galicia. Las instalaciones de Cesures sí han sido objeto de un lavado de cara. Las de Catoira, en cambio, aguardan su momento. En todo caso, lo que el operador ferroviario manifestaba en noviembre era su intención de mejorar el estado de las terminales, pero también su propósito de estudiar alternativas de uso que rescaten los edificios del abandono en el que languidecen.
Ni la terminal de Catoira ni la de Pontecesures tienen, en la actualidad, un uso conocido. Los viajeros que suben y bajan del tren en ellas adquieren sus billetes a bordo. Las taquillas están ciegas desde hace largo tiempo.
La Voz de Galicia
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