Una línea de investigación que deja muy pocas dudas sobre lo sucedido en la vivienda.
Las fuerzas de seguridad indican que la investigación que rodea a la muerte de María José Aboy ofrece muy pocas dudas. Todo apunta a que, como se explicó desde un primer momento, falleció a causa del disparo de escopeta que le propinó su esposo, Javier Bello, antes de suicidarse.
Ambos estaban solos en su casa, un inmueble de piedra apartado de la carretera y demás vecinos situado en el lugar de Bronllo, en la parroquia de Setecoros. Se encuentra a escasos kilómetros de Carracedo, de donde era natural el presunto homicida, y la misma parroquia de Caldas en la que ambos cuerpos serán enterrados esta tarde.
El hombre habría acabado con la vida de su pareja cuando ésta se encontraba en la habitación. Le disparó en el pecho con una de las escopetas de caza que tenía en el domicilio y María José Aboy murió en el acto.
Inmediatamente el presunto homicida se disparó en la cara, quedando completamente irreconocible. Minutos después los cuerpos de ambos fueron descubiertos por el hijo mayor de la pareja, después de que acudiera al lugar alertado por la tardanza de sus padres, que iban a reunirse con él y otros miembros de la familia para almorzar.
La puerta de la vivienda estaba cerrada y fue necesario forzar la entrada para acceder al interior.
Faro de Vigo
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