El GES de Valga exige al alcalde el fin de su precariedad laboral.
El grueso de la plantilla del Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES) de Valga protagonizó en la mañana del jueves ante la casa consistorial la primera de una serie de movilizaciones con las que pretenden dos objetivos. El primero, presionar al alcalde de Valga, José María Bello, para que varíe una postura inmovilista de cuatro años. El otro, visibilizar ante sus vecinos la situación de precariedad laboral y material en la que desempeñan su trabajo, un servicio básico.
Secundados por varios compañeros del GES de Padrón y del Servizo de Emerxencias de Vilagarcía, durante unos 25 minutos los trabajadores valgueses se hicieron oír con el ruido de petardos, bengalas y bocinas acompañando una pancarta en la que pedían: «Respecten os nosos dereitos. Condicións laborais dignas».PUBLICIDAD
Adrián Ferro, miembro del GES y delegado sindical en el Concello de Valga, explicó los motivos de la movilización, registrados judicialmente en diferentes demandas. Las más antiguas, las que tres de sus compañeros tienen presentadas desde noviembre del 2017 denunciando que el Concello les obliga a hacer horas de más, con una primera sentencia, recurrida por el gobierno local, a favor de los operarios, apunta Ferro.
Otros tres han recurrido a los tribunales porque «nos nosos contratos figuramos como peóns forestais, cando tiñamos que ser oficiais. Temos un contrato por obra e servizos, e o resto da xente que traballa para o Concello con este contrato figura como oficial», sostiene el delegado sindical.
El tercer frente judicial abierto busca acabar con la inestabilidad laboral de un colectivo que casi en su totalidad ocupa sus puestos en el GES desde el 2014, renovados de año en año, por lo que reclaman un contrato indefinido.
Adrián señala además que «non cobramos ningún plus, por nocturnidade, perigosidade, toxicidade..», trabajando desde mañana una sola persona en el turno de mañana -como en el de noche desde hace tres meses- al no cubrir el Concello las dos bajas de medio año de dos operarios.
La Voz de Galicia
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