El crimen de Valga se juzgará a puerta cerrada para proteger a los dos hijos.

Publicado por Redacción en

José Luis Abet, a su salida de la Audiencia Provincial de Pontevedra este lunes.

José Luis Abet, a su salida de la Audiencia Provincial de Pontevedra este lunes.

Todas las partes secundaron un informe forense que avisa del daño psíquico

La magistrada que preside el tribunal del jurado popular que sentenciará el triple crimen de Valga solicitó el pasado viernes, último día laborable antes de que comience el juicio y meses después de señalarse, un informe forense al Instituto de Medicina Legal de Galicia. Preguntaba si la celebración de la vista pública podría causar perjuicio psíquico a los dos hijos del único acusado, José Luis Abet, y de su exesposa, Sandra Boquete (39 años), asesinada el 16 de septiembre del 2019 junto a su hermana, Alba (27), y la madre de ambas, María Elena Jamardo (58). Los niños, de 4 y 7 años entonces, presenciaron el asesinato de su madre a manos de su progenitor, y hoy siguen intentando pasar página. La respuesta del Imelga concluye que la difusión de cada vista conllevaría «un importante riesgo de su revictimización [para los niños] de no celebrarse a puerta cerrada».

La fase previa del juicio comenzó este lunes a las diez de la mañana en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra. Las partes, al tomar sus asientos, encontraron una copia del informe del Imelga sobre sus mesas. La magistrada expuso el contenido y preguntó, inicialmente, su parecer a la Fiscalía. La representante del ministerio público secundó la opinión forense, igual que los abogados de la acusación particular, popular y pública. También el jurado popular, ya constituido tras tres horas, se sumó a la decisión de celebrar las vistas a puerta cerrada. El secretario judicial, poco antes de las tres de la tarde, leyó la resolución que oficializa el cuórum de las partes: «El artículo 26 del Estatuto de la Víctima recoge que en caso de víctimas menores de edad se adoptarán las medidas necesarias para evitar o limitar en la medida de lo posible que la celebración del juicio se convierta en una nueva fuente de perjuicio».

El argumentario se fundamenta principalmente en que, a la hora de ponderar derechos, se considera que el de los menores prevalece sobre los demás, incluso sobre el derecho a la información, aunque se trate de un caso que despertó tanta alarma social. «El superior interés [de salvaguardar a los menores] ha de ser protegido frente a cualquier otro derecho pese al indudable interés general de la presente causa», concluyó el secretario judicial, que añadió que cada jornada del juicio se documentará en grabación de vídeo y que la lectura del veredicto del jurado popular sí se conocerá en audiencia pública. Manuel Martín, abogado que representa a la acusación particular presentada por la familia de las víctimas, consideró al salir de la Audiencia de Pontevedra que «lo mejor es que se celebre a puerta cerrada para salvaguardar la integridad psíquica y moral de los niños».

La planificación prevista para los cuatro días de juicio saltó este martes por los aires sin que tan siquiera comenzase la vista. Tan solo se cumplió la previsión de constituir el jurado popular, que se desarrolló en un clima tranquilo, a puerta cerrada.

El único acusado no declaró

Las partes no pudieron exponer las cuestiones previas y José Luis Abet, único acusado, estuvo casi toda la mañana esperando en una sala anexa a la del juicio. Tampoco declaró, como se esperaba, igual que los 11 testigos citados. Este martes, a partir de las diez de la mañana, está previsto retomar la actividad pendiente del lunes, además de la prevista para la jornada. Por eso, la magistrada presidenta del tribunal anunció que este martes habrá doble sesión, de mañana y de tarde, para recuperar el tiempo perdido.

En total, son 26 testigos entre vecinos de la aldea de Carracido (Valga) que presenciaron o escucharon el crimen, allegados de Abet antes de los asesinatos, trabajadores que participaron aquella mañana en el operativo de emergencias o 17 agentes de la Guardia Civil que dieron forma a la investigación que cimenta la causa judicial. En lo que coinciden todos los citados es en que declararán en contra del acusado, sin que uno solo aporte algún dato a su favor, y que serán fundamentales para argumentar la pena de prisión permanente revisable a la que se enfrenta Abet.

Decisión de ultima hora pese a que el juicio estaba marcado desde el otoño

Dentro y fuera de la sala de vistas, que el juicio del crimen de Valga vaya a celebrarse a puerta cerrada cogió con el pie cambiado a todas las partes. Este se señaló en otoño, por eso era difícil de entender que se hubiera esperado al último día laborable, antes de que comience, para valorar que no sea público. La decisión trastocó el calendario de declaraciones repartidas en cuatro días, ya ajustado por la gran cantidad de testigos convocados en cada jornada. También supone una alteración para los numerosos medios de comunicación que dan cobertura a uno de los juicios del año en Galicia, y que ocuparon la primera planta de la Audiencia de Pontevedra durante toda la mañana sentados en bancos y en el suelo. Incluso un grupo de alumnos de la UNED que iba a asistir a la vista por su singularidad perdió la mañana esperando.

Abet reaparece después de tres años y medio en prisión

La hemeroteca conservaba dos fotografías de José Luis Abet. En la primera, tomada el 17 de septiembre del 2019, pasaba a disposición judicial en Caldas de Reis un día después de cometerse el triple asesinato en Carracido, Valga. La segunda, justo un año después, compareciendo en el mismo juzgado con más peso y el rostro cubierto por una mascarilla para cumplir el protocolo covid. La tercera fue este lunes, tres años y medio después del triple asesinato, y solo guarda una similitud con las anteriores: las manos de Abet aparecen esposadas en todas las imágenes. Su físico ha cambiado considerablemente desde que se su imagen se hizo pública. Estos 42 meses en prisión le han cambiado en cierto modo la cara y el cuerpo, tampoco luce igual su pelo.

Reapareció en la Audiencia Provincial de Pontevedra engominado, con la mirada fija al frente y vestido con pantalones oscuros, cazadora beis con forro de borreguillo y camisa azul de cuadros. Permaneció en una estancia custodiado desde las nueve y media de la mañana hasta las dos de la tarde, cuando lo llamaron para acceder a la sala de vistas. Le guardaron una silla, a la derecha de la bancada reservada para los abogados. Al entrar, se encontró el jurado popular que lo juzgará ya conformado, y al que no dejó de mirar. También al suelo, con la vista fija a ratos. Se le notificó que no declararía, cómo estaba previsto, y que lo hará este martes. Llegado el momento, está por ver si solo responderá a su abogado o también a la Fiscalía y al resto de acusaciones.

A primera hora de la tarde regresó a la cárcel de A Lama para dormir y volver este martes a la Audiencia Provincial que lo juzgará. Será así durante toda la semana, y tal vez más días, de no cumplirse el cronograma del juicio modificado este lunes. Nada que ver con sus hábitos desde que se estrenó en prisión, viviendo en módulos de confianza con presos que, como él, no son conflictivos. Y es que Abet, en tres años y medio, no ha dado un problema a Instituciones Penitenciarias; de ahí que su expediente no recoja ni una falta disciplinaria. Participa en los talleres ocupacionales y socializa con el resto de internos con los que ha pasado más tiempo, en el penal de Mansilla de las Mulas, en León.

Este martes, después de que la Fiscalía y los abogados expongan sus relatos, será su turno de declarar. Abet hablará finalmente en una sala sin público, y lo que diga, sea verdad o mentira, solo es cuestión de tiempo que se termine sabiendo.

La Voz de Galicia


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