El eje ferroviario Santiago-Arousa ganó un millar de pasajeros diarios en dos años. Fuerte incremento de usuarios en Pontecesures.
La estación compostelana consolida su liderazgo en Galicia mientras Vilagarcía supera de nuevo el millón de viajeros
Vaya por delante que el cálculo del flujo ferroviario que comunica Vilagarcía con Compostela no es sencillo de discriminar. En él es necesario obviar los grandes números de la estación compostelana, la primera de Galicia con diferencia en número de pasajeros, para evitar distorsionar sus conclusiones. También en la capital arousana conviene retirar de la cuenta los 68.584 pasajeros que el año pasado emplearon el AVE. La perspectiva que así se ofrece viene dada por la suma de los viajeros que se desplazaron en tren usando las escalas de Padrón, Pontecesures y Catoira —todas ellas limitadas a trenes regionales— y el tráfico de regionales y media distancia que registró Vilagarcía. El balance es revelador y refuerza la impresión de que la antigua línea que inauguró la era del ferrocarril gallego es una clara candidata a acoger un servicio de cercanías: entre el 2022 y el 2024, la cifra de billetes despachados pasó de 918.400 a 1.260.158. Un incremento de 341.758 desplazamientos que se traduce en un millar de viajes (936) más al día.
Todas y cada una de las cinco estaciones que configuran el recorrido hacia el mar de Arousa incrementaron sus registros en este período, marcado por el final de la pandemia y, en lo ferroviario, por el mantenimiento de los bonos que permiten recorrer la línea de forma gratuita. Mientras Compostela refuerza su posición por encima de A Coruña, Vigo y Ourense y rebasa con solvencia en umbral de los cuatro millones de viajeros, Vilagarcía supera por segundo año consecutivo la barrera del millón de desplazamientos.
Atendiendo únicamente a las escalas intermedias, el incremento más notable entre el 2022 y el 2024 se sitúa en Pontecesures, que prácticamente duplica sus registros y roza los cincuenta mil viajes. Entre estas tres estaciones (Padrón, Cesures y Catoira), el nivel de utilización se situó el año pasado en 173.866 pasajeros, 127.200 más de los que recurrieron a ellas dos años antes. En términos de promedio, este aumento supone 127 viajeros más cada día pese a las muchas mejoras que precisa la vieja línea.
A la espera de las mejoras en Catoira, el nexo para los usuarios de Barbanza, y del apeadero que solicitó Valga
Una lectura detallada del balance de pasajeros entre Vilagarcía y Santiago deja claras un par de cosas. En primer lugar, el fracaso de la estación Padrón-Barbanza, con la que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) quiso atraer a los potenciales usuarios de O Barbanza hacia el nuevo eje atlántico. El año pasado, apenas 2.186 servicios se detuvieron en una escala mal ubicada, que solo fue utilizada por 8.238 viajeros. El dato contrasta con el nivel de uso de la clásica estación de Padrón en A Matanza, 59.166 desplazamientos. Y, sobre todo, con el de Catoira, que alcanzó los 65.479 billetes y se consolida, con claridad, como el verdadero nexo de referencia para el norte de la ría.
Nadie ha explicado todavía cómo, con este flujo creciente de pasajeros, en Catoira siguen sin detenerse los cinco ferrocarriles diarios que discurren a diario únicamente entre Compostela y la capital arousana, los denominados trenes lanzadera.
A la espera de que alguien tome la decisión correcta, el ADIF tiene otras asignaturas en cola. El operador planteó toda una serie de mejoras que el pleno de la corporación municipal respaldó por unanimidad. Su listado incluye la supresión de dos pasos a nivel y la creación de un nuevo camino de enlace que comunicará el Centro de Activación Cultural das Torres de Oeste (CACTO) con el entorno de la estación, facilitando los movimientos desde la vertiente oeste de la vía y, por lo tanto, de los usuarios que procedan de O Barbanza. Finalmente, la instalación de una nueva pasarela peatonal y la adecuación de las rampas que configuran el paso inferior bajo la vía, ya en la propia estación, cuya pendiente las hace hoy en día difícilmente practicables. El alcalde catoirense, Xan Castaño, explicó ayer que su equipo sigue esperando que el ADIF se ponga manos a la obra.
Qué decir del caso de Valga. El municipio lleva viendo pasar el tren desde que el primer ferrocarril de la historia de Galicia recorrió la vía entre O Carril, hoy perteneciente a Vilagarcía, y Cornes, englobada en Santiago. Aquello sucedía en 1873 sin que nadie hubiese pensado en la idoneidad de ubicar una estación en Valga. Vecinos y trabajadores han reunido dos millares de firmas para reclamar un apeadero. El ADIF, explica José María Bello Maneiro, su alcalde, parecía darle su visto bueno. Pero no hay más noticias.
Faro de Vigo
0 comentarios