Miles de peregrinos saben ya de la importancia del Camiño Portugués y de la Ruta Xacobea. Otros muchos aún están a tiempo de hacerlo antes de que finalice el año
Dice la tradición, la leyenda o la historia, que los restos del Apóstol Santiago fueron conducidos en una barca de piedra desde Palestina hasta Iria, para desde allí ser conducidos al santuario que ahora representa la Catedral de Santiago. Para rememorar aquel trayecto nació hace medio siglo la Ruta Xacobea do Mar de Arousa e Ulla, un proyecto gestado en la isla grovense de A Toxa que José Luis Sánchez Agustino consiguió sacar adelante y en el que, a la postre, se implicaron una veintena de ayuntamientos.
Esa Ruta Xacobea se desarrolla una vez al año, pero sigue vigente a diario, y cualquier momento puede ser bueno para realizar el mismo recorrido y peregrinar hacia Santiago, sobre todo en un Ano Santo Xacobeo como el que ahora agoniza.
Aquellos que todavía no hicieron este trayecto aún están a tiempo, como también pueden recorrer el Camiño Portugués, que cruza Valga y Pontecesures para, en esta última localidad, unirse a la Ruta Xacobea marítimo-fluvial.
De este modo, O Salnés, Caldas, Barbanza, Arousa y el Ulla se dan la mano dentro de un proyecto Xacobeo en el que ensalzar los valores cristianos del mismo, pero también la vertiente más profana y turística, la cultural y la patrimonial y/o etnográfica.
Yacimientos arqueológicos, fortalezas medievales, construcciones romanas, torres construidas para defender a Galicia de los ataques vikingos, cruceiros, viejas naves de salazón, iglesias y todo tipo de infraestructuras comparten protagonismo con aquellos ríos, fuentes, prados y regatos a los que aludía Rosalía de Castro. Playas, paisajes, espacios naturales protegidos, islas con propiedades mineromedicinales, islotes casi vírgenes y molinos de río, de viento y de marea buscan también su protagonismo en este itinerario compostelano que este año cobra mayor fuerza que nunca.
FARO DE VIGO, 17/10/10