Herbón aúna historia, cultura, arte, tradición y costumbres ancestrales.
Iglesia románica de Santa María de Herbón.
La iglesia de Santa María, del siglo XII, el Convento de los franciscanos y las pesqueiras, señas de identidad junto a las decenas de invernaderos
El municipio de Padrón está plagado de rincones con encanto, que emanan fuerza e invitan a soñar o que llevan al viajero a identificarse con otra época. Y si hay alguno que aúna historia, tradición, arte y costumbres ancetrales, además del núcleo romano de Iria Flavia, ése es sin duda, Herbón. Esta pequeña localidad, bañada en un lateral por las aguas del río Ulla, por el que dicen navegaron los fenicios, tiene don de gentes y un santo y seña indiscutible: el afamado pimiento.
Pero Herbón es algo más que calles estrecha y un paisaje plagado de invernaderos. Herbón guarda en su interior, como si de una joya preciosa se tratase, un ejemplar arquitectónico del siglo XII: la iglesia románica de Santa María, cuyo pórtico es toda una lección de arte.
Pero esta singular localidad encierra otros tesoros únicos, como el Convento de los franciscanos (S. XV), donde se cultivaron los primeros pimientos. La iglesia de este conjunto destaca por su retablo en el que trabajaron los principales escultores del XVIII y del XIX. Y como paisaje natural modificado por el hombre y para el hombre, el Ulla con las lengendarias pesqueiras cuyo preciado ciclóstomo hacía las delicias de los paladares romanos. En época de pesca de la lamprea, ver surcar la barca de madera por estas aguas para recoger las nasas es todo un espectáculo. Y a tan sólo unos kilómetros del casco histórico padronés.
TIERRAS DE SANTIAGO, 21/07/09
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