Un vecino de Valga que se topo con la burocracia.
Constantino Vázquez lleva un año esperando la devolución de un impuesto que recurrió
Constantino Vázquez no se topó con la Iglesia, como don Quijote, pero sí con la burocracia, que viene siendo lo mismo. Nada sospechaba cuando en el 2006 sus padres le dejaron una herencia y emprendió los trámites para que la casa familiar, que formaba parte del patrimonio cedido, quedase a su nombre. Primero fue al notario, luego al registro de la propiedad, luego a la oficina de registrados, y tras ese extraño periplo por el que tienen que pasar todos los ciudadanos que pretenden heredar un bien que sus padres les ceden por voluntad propia, le llegó la notificación de lo que debía pagar por el impuesto sucesiones.
Le pedían, en total, 3.200 euros, divididos en dos mitades, porque la casa era propiedad tanto del padre como de la madre. A Constantino le pareció una cifra desorbitada, sobre todo teniendo en cuenta que es el domicilio familiar y que él sigue residiendo en ella junto con su madre, por lo que recurrió. Y aunque con toda la lentitud que exige la administración, acabaron dándole la razón.
En diciembre del 2008, dos años después de engrasar la maquinaria, el Tribunal Económico de Administración de A Coruña redujo la cifra considerablemente, «xa que por ser a vivenda habitual ten unha deducción dun 95%», aclaró el demandante.
Devolución
Eso fue a finales del año pasado, y unos días después, Constantino presentó los papeles para exigir que le devolvieran el dinero. Era el 2 de enero, y aún sigue esperando, pero entonces no lo sabía.
Pasaron los meses y, cansado de mirar si entraba el cartero por la puerta con la notificación de la devolución, se presentó en la oficina liquidadora de Caldas, «e dixéronme que non sabían nada». Entonces hizo otra reclamación por escrito, enumerando de nuevo todos los pormenores y presentando el papel que había recibido de A Coruña en el que le daban la razón y que avalaba su derecho a pedir la devolución de un dinero que había pagado al erario público sin que le correspondiese. Pero ni con esas. «Dixéronme que xa quedaba solucionado, e hoxe seguimos igual».
Constantino dejó pasar el verano y el pasado 9 de octubre decidió volver a la oficina a ver qué había de lo suyo. «Dixéronme que lles acababa de chegar de Pontevedra o escrito do Tribunal Económico de A Coruña, cando ese escrito a Pontevedra xa chegara no mes de marzo, e que aínda se tiñan que poñer con iso».
Pago de intereses
A Constantino se le cayó entonces la venda de los ojos, y harto de dar vueltas y de esperar decidió denunciar lo ocurrido porque no acaba de creérselo. Ya no se trata de lo cuestionable que sea ese impuesto, o de los dos años de trámites o que tarden un año en devolverle lo que es suyo. ?l ya piensa, más que en nada, en los intereses que está generando ese retraso, y que lógicamente, «imos pagar todos dos nosos bolsillos».
LA VOZ DE GALICIA, 16/10/09
0 comentarios