Zapateadas por donar zapatos.
La furgoneta multada estaba aparcada en esta plazuela
Multan a un vehículo contratado por las voluntarias de la caridad de Padrón para transportar calzado regalado; el alcalde Camilo Forján se negó a retirar la sanción
Indignadas, «completamente indignadas» se sienten las voluntarias de la caridad de San Vicente de Paul de Padrón con el Concello y, en concreto, con el alcalde Camilo Forján. Y todo por una multa. Una multa de tráfico de 63 euros. Para la mayoría no es nada o casi nada pero para a una entidad caritativa que paga el pan a diario a 11 familias del municipio «es mucho dinero», tal y como destacan sus directivas.
Los hechos se remontan al 5 de noviembre del año pasado. Por esas fechas, las Voluntarias de San Vicente de Paul recibieron una importante donación de zapatos («un camión cargado», dicen) todos sin estrenar pero un poco «pasados de moda». Por ello decidieron, a su vez, donarlos a otra entidad, en este caso la que creó el futbolista Eto’o para entregarlos en países de África. Para ello, debían llevar todo el calzado a Santiago desde la casa en la que lo tenían guardado, en la calle Vidal Cepeda, muy cerca del concello de Padrón.
Para el transporte contaron con la ayuda de una mujer sin recursos a la que ayudan las propias voluntarias y cuya madre tiene una pequeña furgoneta. El 5 de noviembre la estacionó un momento («no fue nada», aseguran las voluntarias) en la plazuela Camilo José Cela mientras la conductora iba hasta la calle Vidal Cepeda, a pocos metros, a ver si ya estaban allí las voluntarias.
Al comprobar que así era, volvió al vehículo, en el que ya tenía el recibo de la multa de la Policía Local, por importe de 90 euros y por estacionar en un lugar prohibido. Esa sanción ya está pagada desde el pasado 12 de febrero, con el consiguiente descuento, pero ahora las voluntarias quieren expresar públicamente cómo se sienten, una vez que estaban trabajando para los más desfavorecidos. Cuentan que, el mismo día de la multa, hablaron con el agente que la puso para que la retirara después de explicarle el motivo de por qué ese vehículo estaba allí aparcado. Pero no lo hizo.
También hablaron con el jefe de la Policía Local que, según explican, les dijo que una vez que les fuera notificada la sanción (fue el 7 de enero) se podría hacer un pliego de descargo. Pero no se hizo. Al final, las voluntarias decidieron recurrir al alcalde pero el resultado fue el mismo: la multa no se quita. Pese a que, según recuerdan, tenían permiso del Ayuntamiento para hacer la carga del calzado en la calle Vidal Cepeda.
«Si fuera una sanción a título particular, la pagábamos y punto, pero saben bien cuál es nuestra labor», cuenta una de las voluntarias. «No tenemos dinero y el poco que tenemos lo necesitamos para pagar el pan y la leche a varias familias». Para todas, «no tiene nombre» lo sucedido, sobre todo porque la cuota anual de cada socio de la entidad es de 10 euros por lo que para reunir 63, «lo que tenemos que andar…», lamentan.
Las voluntarias se quedaron con la impresión de que el alcalde «no valora nuestro trabajo», una tarea que, según precisan, en otros puntos como Rois o Dodro se hace desde los propios ayuntamientos. Y también «sorprendidas» con el aparente «desconocimiento» que mostró Camilo Forján sobre la labor que hacen.
LA VOZ DE GALICIA, 24/02/10
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