Los abuelos de Valga, a los mandos del whatsapp.
Aunque aseguran ser «duros de mollera» para esto de las nuevas tecnologías, los alumnos del Campus Sénior valgués no dejan de explorar las posibilidades que les brinda la tecnología.
Por culpa de Don Carnal, la clase de manejo del whatsapp del Campus Sénior de Valga estaba ayer bajo mínimos. Apenas un tercio de los alumnos habían acudido a su cita semanal con las nuevas tecnologías, pero casi mejor. Así Carolina Rivas, la profesora, podía establecer un tú a tú con cada uno de los estudiantes que, móvil en mano, desentrañaban los secretos mejor guardados de un servicio de mensajería que nos ha revolucionado la vida.
A María Teresa Blanco, desde luego, este invento le ha venido como un guante. «Teño unha filla en Suiza, e mira que gastabamos un montón de diñeiro no teléfono», cuenta. Así que, por aquello de ahorrar, esta mujer ha decidido ponerse al día y ahora se mueve con soltura tanto en las redes sociales como en el mundo de los teléfonos inteligentes. «Pero a min dame medo meterme en cousas que me poidan dar problemas, por iso cando souben deste curso me apuntei, para saber onde ando».
Para María Teresa, esta actividad organizada por el Concello es más de perfeccionamiento que de otra cosa. Para Celia Cordo, sin embargo, estas son clases de iniciación. De hecho, por tener no tiene ni siquiera uno de esos teléfonos de última generación en los que se puede instalar el whatsapp. «O meu é de tapa e, a verdade, enténdome moi ben con el. Gústame moito». Pese a ello, la curiosidad ha empujado a Celia a seguir estas clases como oyente. Así, cuando cambie de móvil, sabrá qué teclas tocar.
A su lado, José Manuel Pérez Eiras maneja con soltura su novísimo teléfono. «Téñoo dende hai un mes e aínda hai cousas coas que me fago un lío», explica. Y él no es hombre al que le guste que la tecnología se le rebele. «A min gústame controlalo ben, por iso me apuntei a este curso e vou tamén a clases de informática en Padrón, porque os cursos que dan aquí xa os fixen todos». Y ahí lo tienen, mandando mensajes y fotos como si llevase toda la vida conviviendo con los mini teclados de los teléfonos. A Hipólito Jamardo, sin embargo, la cosa la está costando un poco más. «Son duro de mollera para estas cousas», dice cuando levanta la vista de la pantalla. Lleva un buen rato escribiendo un mensaje «e desapareceu», dice perplejo. Había invertido un buen rato en la redacción del aviso, y eso que la profesora ya le ha dicho, varias veces, que el whatsapp está pensado para la concisión y no para las largas misivas.
De ello da fe María Teresa Blanco, que asegura que «ás veces, cando estou falando coa miña filla, teño que cortar porque os dedos xa non queren máis conversación». Carolina, la profesora, asegura que sus veteranos estudiantes están llenos de ilusión por aprender el manejo de unas herramientas que les pueden ser muy útiles para comunicarse con quienes están lejos. Pero también para divertirse. «Lo de hacer fotos y vídeos y enviarlos es una de las cosas que más les gusta», explica. Y, nada más terminar de hablar, Hipólito alza la voz para preguntar cómo tiene que hacer para compartir una imagen de una mesa bien surtida.
Entrega de diplomas
Mientras el curso de whatsapp se desarrollaba en una de las aulas del centro del auditorio de Cordeiro, en otra el alcalde Bello Maneiro hacía entraga de los diplomas a los participantes en un curso de manejo de nuevas tecnología orientado a personas con discapacidad. Y es que, señores, Valga no espera al futuro.
María Teresa ha descubierto una forma barata de saber de su hija, que está en Suiza.
La Voz de Galicia
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