Los adornos de luz le cuestan a los concellos más de 60.000 euros.
Las luces de colores vuelven una Navidad más a inundar las calles y plazas de Arousa. Pontecesures fue el último concello en darle al interruptor, el pasado lunes, con el encendido de siete de sus ocho arcos y de un gran árbol en la plaza de Pontevedra. Mientras, en Catoira siguen esperando a las guirnaldas empiecen a alumbrar en la PO-548 y la rúa Estación, porque la empresa contratada para este fin no acaba de rematar el trabajo, y en A Illa lo harán el viernes. Pero, en general, las luces de Navidad están ya a pleno funcionamiento.
Los más madrugadores fueron los concellos de Vilagarcía y Cambados, que lucen arcos, árboles y demás elementos decorativos desde el 4 de diciembre, aunque no sin alguna incidencia. El árbol de la Praza de Galicia se fundió nada más estrenarse y sobre el árbol de la Praza do Concello de Cambados colisionó la semana pasada un coche que lo dejó mal parado de forma provisional. Los árboles siguen siendo un elemento indiscutible en estas fechas. Vilagarcía y Cambados tienen tres respectivamente, y los hay también en Vilanova, en Ribadumia, O Grove, A Illa, Valga y Pontecesures. En cantidad, lo que más abundan son las populares guirnaldas o arcos sobre la carretera aunque últimamente también se están imponiendo los adornos sobre las farolas y las fachadas de edificios públicos.
El gasto que supone encender la Navidad en la calle corre a cargo de las arcas locales. Frente a los 18.000 euros que invierte el Concello de Vilagarcía se sitúan los 2.000 euros de Catoira o los 1.000 de Pontecesures, que pasan por ser los municipios más pequeños de la zona. Todavía hay quien gasta menos. En Valga, desde hace tres años solo colocan adornos en dos puntos, el consistorio y el Belén de Campaña, en aras de la austeridad que impuso la crisis. El montante global por este concepto en O Salnés y Baixo Ulla supera los 60.000 euros, sin contar el gasto por consumo eléctrico.
Los núcleos urbanos son los que salen mejor parados frente a las parroquias que, en el mejor de los casos, consiguen alguna guirnalda al lado de la iglesia o en la carretera principal.
Los comerciantes, caso de los de O Grove y Meaño, también contribuyen a sufragar el alumbrado, no en vano son los más interesados en que las calles luzcan lo mejor posible para incentivar las ventas.
Vilanova se sale del guion. Más allá del árbol luminoso situado delante de la cofradía y de los setenta arcos de luz distribuidos por el centro urbano y las parroquias, el Concello contrató este año una «aldea de luz» que alumbra desde hace una semana en el Xardín Umbrío, con su casita de madera y sus ciervos, pensando, sobre todo, en los más pequeños de la casa. fotos mónica ferreirós y Mónica irago
Una moda en alza. Vilagarcía fue el primero y el año pasado se sumaron a este carro Cambados y Vilanova. Los grandes árboles de bombillas en forma de cono son cada vez más habituales.
De todos los colores y formas. Cambados no escatima luz en la Praza do Concello pero los adornos jalonan todo el centro, desde San Tomé a Fefiñáns pasando por la plazas Cabanillas y Asorey.
Motivos muy navideños. Campanas, ángeles, velas, estrellas, muérdago… son los elementos más recurrentes en las guirnaldas y demás elementos decorativos en estas fechas.
18.000
Vilagarcía
Ravella gasta 4.000 euros más que el año pasado
7.000
Ribadumia
El Concello habla de un gasto similar al 2014 y más adornos
1.000
Pontecesures
Contrató la instalación de ocho arcos y un gran árbol
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