Dieciséis concellos de Pontevedra y Arousa no tienen farmacia de noche.
En las comarcas de Arousa y Pontevedra hay ya dieciséis municipios que no cuentan con farmacia de guardia por las noches, según la información del colegio farmacéutico. Las boticas empezaron a cerrar en horario nocturno desde que hace años cambió la ley y se estableció que no es obligatorio hacer guardias en municipios donde no hay Punto de Atención Continuada (PAC). Se entiende, tal y como ayer repetían distintos farmacéuticos, que si uno no tiene en su localidad un servicio sanitario donde le puedan recetar un medicamento por la noche tampoco necesita botica para adquirirlo. Con esa lógica, que se le atraganta a algunos ciudadanos, algo más de 59.000 vecinos de A Lama, A Illa de Arousa, Barro, Cotobade, Cuntis, Campo Lameiro, Meaño, Meis, Moraña, Ponte Caldelas, Poio, Pontecesures, Portas, Ribadumia, Vilaboa y Vilanova están obligados a desplazarse para ir al dispensario de noche.
Ayer, al preguntar a los farmacéuticos por qué no se abre de noche en esos municipios, muchos de ellos contestaban lo mismo: «No es rentable, casi no viene nadie, se acaba perdiendo dinero. La gente que tiene que ir al médico de noche ya compra en el municipio donde le atienden, que ahí sí que está abierta la farmacia por la noche. Por ejemplo, si una persona de Vilanova de Arousa va al PAC, que le toca Cambados, ya compra allí y listo».
¿Y qué pasa con las urgencias oficiosas, es decir, los medicamentos sin recetas o artículos como chupetes, pañales o leche infantil que uno puede necesitar de noche y que quienes son padres saben bien que pueden convertirse en imprescindibles? Desde las boticas, con unas u otras palabras, indican que no están obligados a suministrar nada sin receta en horario nocturno. «Entendemos que puedan hacer falta algunas cosas, como leche o chupetes, pero por eso no se puede tener a una persona ahí. Nos costaba muchísimo dinero», señalaban ayer desde la farmacia de Carballedo, en Cotobade.
Ese argumento de los boticarios se repite una y otra vez se pregunte en Meaño, Ponte Caldelas, Vilanova, Pontecesures o Ribadumia. Los farmacéuticos también señalan que los kilómetros a recorrer no suelen ser demasiados. Con el mapa en la mano, hay que decir que los vecinos se enfrentan a situaciones distintas. Por ejemplo, un ciudadano de Poio no tiene que viajar demasiado para acceder a la farmacia de guardia en Pontevedra. Pero hasta la capital provincial también tienen que acudir, si lo necesitan, personas de Cotobade, Ponte Caldelas o Vilaboa. Ellos sí se enfrentan a más coche y tiempo. Por ejemplo, un vecino de Carballedo, en Cotobade, tiene que recorrer 22 kilómetros.
Al menos una excepción
En las comarcas de Arousa y Pontevedra hay al menos una excepción a la norma general. Se trata de Catoira. Aunque no tiene Punto de Atención Continuada, una de las farmacias del municipio sí abre de noche y hace guardias una semana sí y la otra no. Cuando cierra, toca ir a Vilagarcía.
Hay concellos de la zona donde, además del servicio nocturno, a veces tampoco hay diurno. En casi ningún municipio rural la botica está disponible los domingos. Y en algunos cierra también el sábado por la tarde. Los que sí tienen dispensario siempre son Caldas, Cambados, O Grove, Marín, Bueu, Vilagarcía, Sanxenxo y Pontevedra.
«Eu quero seguir dando ese servizo»
Fernando Casal está en el lado opuesto. ?l no está obligado a abrir su farmacia de Catoira por las noches. Sin embargo, mantiene el servicio dos semanas al mes. ¿Por qué? Indica lo siguiente: «Non gañas nada, pero hai que abrir. Non nos podemos mover só polo tema económico. Está claro que de noite non che da nin para pagar a luz. Pero eu creo que este é un servizo necesario e que o temos que dar».
Casal cuenta qué tipo de casos son los que le llevan a hacer guardias. «A min tenme chegado aquí de madrugada, chovendo, algún home en moto, que estivo soldando toda a tarde e necesita algo para os ollos. ¿Ti cres que a ese home o podemos mandar ata Vilagarcía? Eu creo que non, que debe ter farmacia aquí», explica. Habla también de que los vecinos son muy respetuosos y de que nadie acude de noche a la farmacia «se non é algo importante». Luego, sentencia: «Eu sigo co ritmo de toda a vida. Son de aquí e quero que Catoira teña os seus servizos aínda que iso supoña facer algún sacrificio».
Fernando Casal
Farmacéutico catoirense
«Es un absurdo abrir, no hay nadie»
María José Matovelle tiene una farmacia en Barro y una larguísima experiencia profesional. Al preguntarle si cree correcto que tanto en su municipio como en otros muchos no haya farmacias abiertas por la noche responde con contundencia: «Es un absurdo abrir, no hay nadie. Te aseguro que durante años lo vivimos y la gente no viene. Tener a una persona de guardia por las noches supone un coste económico y social enorme y no compensa», enfatiza. No se la convence con ningún argumento. Ni siquiera hablándole de la desesperación que puede sentir un padre que se quede sin un chupete o sin el Dalsy y tenga que salir pitando en coche a buscarlo: «Si uno se olvida de las cosas tiene que asumir las consecuencias, pero el pato no lo puede pagar la farmacia. ¿Va a estar una farmacia de guardia toda la noche para que venga alguien a quien se le olvidó una cosa? Yo creo que no tiene sentido ninguno».
María José Matovelle
Farmacéutica de Barro
Resignados a tener que coger el coche «para casi todo»
Visitar a media mañana de ayer en el centro de salud de Mosteiro, en Meis -uno de los concellos que no tiene farmacia durante las noches- era como ver retratada Galicia. Entrando a la derecha varias personas esperaban turno para ser atendidas por el doctor de cabecera. Todas peinaban canas y algunas no se libraban del bastón. A la izquierda, en la zona de pediatría, una única niña jugaba con su madre. Viendo el panorama, uno hasta llegaba a entender que, con la población envejecida y cayendo en picado, los servicios vayan a menos y ya no haya ni médicos ni farmacias en municipios pequeños. Pero conforme iban pasando los minutos, el panorama iba cambiando. Llegó una embarazada a la que le falta poco para tener su segundo hijo; una madre con una niña acatarrada hasta los topes, otra mujer que aseguró tener dos pequeños y una más que no pasaba de los cuarenta años. Todas viven en distintos lugares de Meis. ¿Qué dicen de no tener ni siquiera farmacia durante las noches?
Quizás porque la historia viene de lejos, todas aseguraron que ya están acostumbradas a tener que coger el coche «para casi todo». Eso sí, echan de menos los servicios. Y dicen que estos podrían ayudar a traer población. Patricia Lede, una de esas mujeres, contaba su experiencia: «Teño dous nenos pequenos e se hai que ir a urxencias de noite pois claro xa compras na farmacia de Cambados pero non é a primeira vez que mando ao meu home de noite por cousas que son sen receita. Ás veces chamo ao 061 por algún problema, falas co médico por teléfono e diche que lle deas tal cousa e, claro, hai que ir por ela». Algo similar opina otra vecina, Teresa Laíño, quien afirmaba: «Oxalá nos puxeran tanto farmacia como médico polas noites, pero non hai nada. Toca ir no coche e punto. Non lle hai que facer». Ambas señalaban que en sus casas hay vehículos, y que seguramente lo tengan peor quienes no disponen de coche.
Poco después de hablar ellas así, salía del médico una mujer mayor, que no conduce. ¿Su receta? «Hai que ter sempre medicamentos na casa. ? necesario ser moi previsor», decía.
La Voz de Galicia
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