Del «ponte a traballar» y de otros reproches.
Maribel Castro (IP) es una política veterana. Pero ni siquiera la experiencia acumulada evitó que ayer pasase un mal trago. Encargada de presidir el debate de la moción de censura, vio como esta se le iba de las manos: Cecilia Tarela y Ángel Souto Cordo se enzarzaron en un cruce de acusaciones interrumpido a veces por las apostillas del PSOE y los aplausos del público. La ya exalcaldesa afirmó que su antiguo aliado «minte máis que fala». «O que hai é que poñerse a traballar», le dijo, antes de afearle que se hubiese ido de vacaciones nada más iniciarse el mandato, y que se hubiese cogido una baja «da que pediu a alta cando eu me casei para poder quedar de alcalde». «Non traballou nin trinta días, e os que traballou nin deu cumprido o horario». «¡Ponte a traballar!», volvió a repetir varias veces. Ángel Souto tampoco se mordió la lengua y reprochó a la alcaldesa que «a gran adalide dos dereitos dos traballadores me reproche que collera unhas vacacións ás que teño dereito por lei e unha baixa por enfermidade». «O pobo xa sabe ben quen traballa e quen non. Nas últimas eleccións TeGa duplicou os seus votos, e o BNG con vostede baixou á metade». «Teñamos a festa en paz», dijo Maribel Castro intentando poner orden en el caos verbal en el que había derivado el pleno. Ella, por alusiones, se limitó a decir que «eu non vou ter dedicación exclusiva, polo cal non vou cobrar. Nin por diante nin por detrás». Luego quiso poner fin a la sesión con la jura del nuevo alcalde y el traspaso de poderes o, lo que es lo mismo, con la entrega del bastón. Cecilia Tarela se negó a seguir el protocolo y abandonó la sala. «Pois entrégollo eu», dijo Castro, dispuesta a que no perder ni más tiempo, ni más papeles. La sesión se dio por terminada oficialmente. Comenzó, entonces, el momento de las felicitaciones al nuevo regidor. El primero en estrecharle la mano fue Ángel Souto.
La Voz de Galicia
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