La Fiscalía pide 18 años de prisión para el acusado de estrangular y prender fuego a su vecino en Valga.
La brutalidad de aquel crimen, perpetrado el 28 de mayo del 2013, mantuvo a los vecinos de Valga estupefactos durante semanas enteras. El cuerpo de José Manuel Burés, conocido popularmente como Nelo O Rato, era hallado en el interior de la capilla anexa a su vivienda, en el número 92 del lugar de O Forno. El cadáver estaba calcinado. Cinco días después, mientras el anciano, de 92 años, recibía sepultura, la finca continuaba tomada por los grupos especiales de investigación que se hicieron cargo del caso. Las pesquisas fructificaron solo a medias. Un vecino de O Forno, Rafael Costa Bermúdez, que entonces tenía cuarenta años, era detenido el 5 de junio en Vilagarcía. Ahora, el fiscal pide para él 18 años de prisión.
Las conclusiones de la Fiscalía, de cara a la vista que tendrá lugar la próxima semana, apuntan a que fueron dos los individuos que hacia las ocho horas de la tarde de aquel día se introdujeron en la vivienda de Nelo, sabedores de que a esa hora el hombre salía para dar de comer a sus animales. Que conociesen las costumbres de su víctima no resulta extraño, puesto que Rafael Costa vivía allí al lado, prácticamente puerta con puerta. Además, había atracado a su vecino en diferentes ocasiones. En una de ellas, llegó a empuñar un cuchillo para amenazarlo. Ambos sujetos registraron la casa en busca de una considerable cantidad de dinero, que no hallaron porque se encontraba oculto bajo un cartón, en la cocina.
El caso es que, en un momento dado, los dos toparon con el anciano. La reacción de los asaltantes fue extraordinariamente violenta. El relato del fiscal indica que le propinaron fuertes golpes de la cabeza antes de arrastrarlo por el garaje hasta el interior de la capilla. Mientras el acompañante del acusado, que no llegó a ser identificado, ejercía funciones de vigilancia, Costa «le pone el brazo alrededor del cuello y procede a estrangularlo hasta que logra causarle la muerte por asfixia».
El fiscal cree que, no contento con ello, en algún momento, antes de la cuatro de la mañana, el procesado regresa a la capilla con una garrafa de gasolina, arroja su contenido sobre el cadáver y le prende fuego para tratar de eliminar sus huellas.
El Ministerio Fiscal pide tres años y cinco meses de prisión por robo con violencia en grado de tentativa, quince años por un delito de homicidio y el pago de cinco mil euros a cada una de las tres hijas del fallecido que reclaman una indemnización.
La Voz de Galicia
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