Los arousanos se quejan poco ante el Valedor do Pobo.
La oficina del Valedor do Pobo registró el año pasado más de 60.000 quejas. De ellas, solo 65 tenían su origen en los municipios que dan forma a la comarca de O Salnés y del Baixo Ulla. El número de protestas emanadas de Arousa durante el 2016 fue ligeramente inferior al del 2015 (entonces fueron 80) y suponen casi la mitad de las del 2014 (121).
Así que, si atendemos al informe elaborado por la oficina del Valedor do Pobo, el pasado fue un año de pocos conflictos en la comarca. Aunque haberlos, los hubo. En más de una veintena de casos, fueron problemas con las administraciones más próximas a los vecinos: los ayuntamientos. En este capítulo merece una atención especial el Concello de Valga, donde la tensión entre el partido del gobierno (PP) y el de la oposición (PSOE) no ha hecho más que crecer. De hecho, la Valedora do Pobo ha mantenido reuniones con las dos partes para abordar las «cuestiones de organización» y funcionamiento municipal que habían motivado las quejas de los socialistas: desde falta de espacios para la reunión de los grupos de la oposición, hasta la «limitación do dereito de réplica no debate de sesións plenarias».
Contra el Concello de Valga se presentó una queja más, relacionada en este caso con unas pruebas de selección que se realizaron sin garantizar el anonimato de quienes las firmaban. En ese sentido, la oficina del Valedor «recomendou ao Concello que utilice os mecanismos precisos para garantir de maneira completa e eficaz o anonimato dos aspirantes que concorren aos procesos selectivos, a condición de que sexa posible pola natureza e características do exercicio». La recomendación fue aceptada. Aunque no siempre encuentra la Valedora esa buena disposición de las Administraciones a las que se dirige.
Necesidad de insistir
De hecho, en muchas ocasiones las administraciones públicas interpeladas por la Valedora do Pobo no atienden con la diligencia debida las peticiones de información cursadas desde esta oficina. En estos casos, quienes desatienden su obligación de colaborar, reciben llamadas de atención «contundentes». Tirones de orejas se ganaron, por ejemplo, Cambados y Vilagarcía por dos asuntos desatendidos por ambos ayuntamientos, mientras que en Pontecesures fue uno el rapapolvo llegado del departamento de Milagros Otero. También se ha tenido que quejar el alto comisionado del Parlamento por la falta de prontitud de las administraciones locales a la hora de enviar la información que le había sido solicitada. En este caso, han tenido que pedir las cosas más de una vez a los ayuntamientos de Cambados, Pontecesures, Ribadumia, Vilagarcía y Vilanova.
La Voz de Galicia
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