Cartas a la abuela que derivaron en la creación de relatos.
Comenzó escribiendo mensajes personales para pasar a crear sus historias, como la que se interpreta hoy en Valga
En esta ocasión, la madre de Marcela Rodríguez se divertirá con la obra creada por su hija: Unha aldea guerreira, la composición teatral que se representará hoy, a las 20.00 horas, después de la recreación de la batalla de Casal de Eirigo. «O que máis fago é novela triste, de poñer chorar a miña nai, que me di que escriba cousas alegres», comenta la joven. Con tan solo dieciséis años, la estudiante de cuarto de la ESO del IES de Valga cuenta con varios textos a sus espaldas. Por ello, la participación en el concurso en el que se escoge la obra a representar no sorprendió a nadie. «Levo bastantes anos querendo participar pero sempre o fixeron familiares ou amigos dos meus pais e o fun aprazando», explica Marcela.
Puede decirse que la espera valió la pena. También el esfuerzo. Unha aldea guerreira es el resulto de varias ideas que su autora fue descartando por el camino. «Cheguei a desenrolar outra das opcións pero vin que tiña demasiados personaxes e outras características que facían que non fose viable a súa representación», explica. Con su creación definitiva, el número de actores se reduce a una quincena. Cuenta, además, con la ventaja de que Marcela creó cada personaje pensando en los diferentes integrantes de la Escola Municipal de Teatro, que se encargarán de la representación dirigidos por Manuel Solla. Marcela, además de la guionista, será la protagonista. Junta así sus dos grandes aficiones. Lo hace, además, con un poco de nervios: «Non é o mesmo representar a obra dun terceiro que a feita por unha mesma».
Con esos mismos nervios, pero también mucha alegría, recibió la noticia. «Iba ata a escola de teatro para preguntar si xa sabían que obra íamos interpretar», explica sobre los días previos a que le dieran la noticia. Lo preguntaba como una más, sin informar de que se había presentado. El seudónimo utilizado por todos los participantes le permitió permanecer en el anonimato hasta que trascendió la noticia y comenzaron las felicitaciones. Sus compañeros y ella darán hoy, en hora y veinte, vida a los personajes que tardó dos semanas en crear. Cuarenta páginas de su puño y letra, que son el producto de mucha dedicación durante los días en los que le daba forma.
Durante esa hora y algo, Marcela será Maruxa. David Pardal, por su parte, será Antoine, el francés del que se enamora y que ayudará a los vecinos de Valga a luchar contra las tropas napoleónicas. Una reinterpretación de la batalla que la joven de Gándara (Cordeiro) conoce a la perfección y que, en su obra, es producto del subconsciente de dos niños que se van para la cama excitados por la historia que les acaba de contar su abuelo.
A pesar de su edad, este texto no es el primero de Marcela. La estudiante comenzó a escribir con trece años, como forma de contacto con su abuela. Una comunicación sin respuesta, que le sirvió de refugio para afrontar su pérdida. De las cartas pasó a los relatos, y de estos a los concursos. La victoria en la competición de cartas de amor que se realizó en su instituto le sirvió como trampolín para presentarse, en mayo del año pasado, al certamen de relato corto organizado por la Diputación de Pontevedra. «Animoume unha profesora a participar», explica. De los 720 relatos que se presentaron, el suyo es uno de los treinta que se escogieron para publicar.
Su abuela, allí donde esté, se sentirá orgullosa. De eso no cabe duda alguna. Como seudónimo para la representación teatral, Marcela escogió Volando Voy, el nombre que lucía en la visera de la furgoneta de su abuela, transportista, que, de alguna forma, fue quien sacó a relucir ese talento que hoy invadirá Valga.
La Voz de Galicia
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