Herbón repite como plan perfecto: música pimientos, ingenio y sombra de carballeira.

Publicado por Redacción en

La exaltación gastronómica cumple 43 ediciones reivindicando el origen y la calidad del producto

Si existiese un riguroso listado de las mejores fiestas, la cita con el Pemento de Herbón, en Padrón, ocuparía un lugar destacado por múltiples motivos. Se celebra el primer sábado de agosto, por lo que resulta fácil acudir a ella. Por tres euros la primera ración, y gratis las siguientes, pruebas un producto de alta calidad amparado por una Denominación de Origen Protegida. Su exaltación es posible porque el vecindario de Herbón se implica para hacerla realidad, cocinando 1.500 kilos de pimientos y participando activamente en la competición de carrozas que llenan el ambiente de alegría y retranca (este año pudo verse alguna barbiepementeira y un submarino narcopemento). Y además, puede disfrutarse a la sombra de la carballeira de Herbón, vinculada al convento franciscano de San Antón.

Gracias a todo esto, cada primer sábado de agosto este lugar se transforma en un tradicional campo de fiesta al que se acercan amantes del buen comer y mejor vivir. El horario de mañana se reserva para actos oficiales como la misa campestre, la entrega al alcalde de una cesta de pimientos, el desfile de carrozas y la lectura del pregón, en esta edición, la número 43, a cargo del chef Xulio Mato, que agradeció el arduo trabajo del cultivo de pimientos. «Estades facendo patria», les dijo.

Cumplido el programa, la carballeira ejerce como sede de un multitudinario banquete con comensales de muy distinto perfil pero con una pasión o curiosidad común, probar los famosos pimientos de Herbón, servicios en raciones generosas con pan y patata.

La cola para comprar el plato de madera en el que sirven las raciones es casi una torre de Babel. Yuri Gabo y Sara Molero, procedentes de Madrid, están pacientemente en ella con sus hijos Ariadna y Leo. Instalados en Boiro para disfrutar de otras vacaciones en Galicia, se acercaron el viernes a Santiago y de regreso a la costa vieron un cartel que anunciaba la fiesta. «Y aquí estamos, felices de la vida», afirma Sara mientras Yuri pregunta por la típica frase de Pementos de Herbón, uns pican e outros non.

A escasos metros, y bajo la sombra centenaria de un carballo, María Mosteiro, Carmen Mosteiro y Mercedes «sen apelido» se reconocen habituales de esta fiesta, ya que las hermanas viven en Pontecesures y su amiga en Rois. «Gústanme estes pementos, e por riba non me dan traballo ningún», explica María entre carcajadas. «Case sempre vimos xuntas», añade. Junto a ellas, y bajo el refresco del mismo árbol, Miriam Serna reconoce que es la segunda vez que disfruta de ella y enseguida confirma que le encantará repetir en próximas ediciones. Miriam comparte ración con Santiago Gasamanes, su pareja, originario de A Estrada pero emigrado en Luxemburgo desde hace años, por lo que cada verano que puede se acerca a su tierra para disfrutar de Galicia y de visitas como esta a Herbón. «Isto é marabilloso, son cousas que pouco a pouco van indo a menos, vanse perdendo e por iso sempre que podo veño», afirma encantado.

Para que la fiesta sea todo un éxito se necesita mucho más que los afamados y protegidos Pementos de Herbón. Por eso, el vecindario de la aldea asume desde el principio toda la organización. Parte del trabajo consiste en freír las tres mil raciones que se sirven en la fiesta. Y al menos a las dos de la tarde todos eran hombres para esta faena. «Elas fan iso todo o ano, por un día que o fagamos nós…», argumenta uno de ellos. A escasos metros de él, Maricarmen Piñeiro y toda su familia gozan del día una forma muy especial, ya que al disfrute de los pimientos recién hechos se añade que ella y su familia han contribuido de muy distinta forma al éxito de la fiesta. «Trouxemos dous tractores, un levou a charanga e outro a unha barbiepementeira. E un dos meus fillos participou no narcosubmarino», explica orgullosa y aprovecha para recordar que hay mucho trabajo detrás de la fiesta y del éxito de los pimientos. «Que haxa barbies pementeiras é un xeito de recoñecer a todas as mulleres, porque sempre foron elas as que apañaron os pementos», argumenta, a la vez que pide «máis apoio para os veciños da aldea, que fan todo o traballo».

La Voz de Galicia


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