Todos los animales perdidos en el municipio valgués acaban acogidos en la sede de Protección Civil; por allí pasó un cerdo, un burro, un caballo y ahora, una oveja
Cuando los voluntarios de Protección Civil de Valga montaron la agrupación, seguro que tenían bien claro cuáles serían sus funciones. Ya se sabe, inundaciones, talas de árboles en la carretera, socorrer a las víctimas de los accidentes de tráfico y, teniendo en cuenta que por el municipio pasa el Camino de Santiago, también acompañar a los peregrinos.
Y hacen todo eso y más. Pero seguramente nunca pensaron que su sede se acabaría convirtiendo en un Arca de Noé y que en ella darían cobijo a todo tipo de animales. Pero al final, resultó ser una de sus especialidades. Ya les da la risa cuando un nuevo inquilino se acomoda en sus instalaciones. «Temos novidades -cuentan ya con retranca cuando se les llama por teléfono-. Esta vez tivemos que ir recoller unha ovella».
El rescate de todo tipo de bichos con cuatro patas viene de lejos, pero la conversión de su sede en un albergue de animales perdidos saltó a los medios de comunicación cuando el año pasado, más o menos por estas fechas, tuvieron que dedicar varios días a la busca y captura de un gorrino que llevaba tiempo vagabundeando por las fincas de Os Martores. Los vecinos ni se atrevían a cogerlo, porque el animal presentaba algunas heridas, y temían que tuviese alguna enfermedad. Al final, lo localizó un perro de uno de los voluntarios, de nombre Shin-Chan (el perro, se entiende) y lo trasladaron en un remolque acompañados de un veterinario que certificó que el gorrino estaba en buen estado. Por eso no tardó en encontrar dueño. Fue un vecino de la localidad el que se hizo cargo de los futuros jamones y de todo lo demás que ya se sabe que se aprovecha del cerdo.
A la carrera
Este año, el trabajo se le acumuló a los voluntarios. En el mes de marzo tuvieron que atrapar a un caballo que se había fugado de Valga a la carrera con la intención de irse a Padrón. Resulta que es allí donde vivía su anterior propietario, y se ve que el equino no estaba contento con su nuevo alojamiento y decidió mudarse a su antigua casa. Fueron muchos los conductores que se quedaron pasmados al cruzarse con un caballo que iba al galope por la carretera general. Finalmente, los voluntarios lo atraparon y no le quedó más remedio que volver al lugar del que había partido, a su pesar.
Marzo fue un mes atareado, porque pocos días después del suceso del caballo, empezaron a llamar los vecinos de Cordeiro diciendo que había un burro abandonado que llevaba días deambulando por las fincas. El asno les dio mucho trabajo, porque la gente llamaba indicando el lugar exacto en el que estaba, pero cuando iban a por él, ya había desaparecido. No lograron atraparlo hasta que un lugareño lo ató a un árbol a la espera de que fueran a por él.
Y para completar el Arca de Noé, o la casa de los Trotamúsicos, como ustedes prefieran, ahora toca una oveja. Como siempre, andaba perdida por las campiñas, pero esta vez no tardaron en dar con ella. Y también como siempre, se la llevaron a la sede y allí la tienen, en un alpendre anexo a la base. Los voluntarios esperarán unos días a ver si aparece el dueño. Si no es así, lo tienen claro. Para la próxima fiesta prepararán carneiro ao espeto .
LA VOZ DE GALICIA, 30/04/09