Desayunos divertidos para niños y pitufos.

Publicado por Redacción en

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Iliana y Natalia ofrecen desde Pontecesures una larga lista de servicios y actividades para los pequeños de la casa.

Pitufo perezoso no tendría cabida en Pitufolandia Pontecesures. Aquí son madrugadores. La empresa creada por Iliana Vidal apostó por aprovechar una demanda de los padres y puso en marcha los Desayunos Divertidos, una iniciativa que facilita la conciliación al encargarse de la primera comida del día de los pequeños de la casa. Entre las 07.45 y las 10.00, Iliana y su compañera Natalia Ferreirós dan el desayuno a los niños y preparan distintos talleres antes de llevarlos a sus respectivos colegios. «Vimos que había esta necesidad y decidimos incluir el servicio», explica Iliana, que ya había trabajado con niños en un parque infantil.

Terminados los desayunos (que varían cada día: de galletas a bizcochos, pasando por frutos secos), y las actividades de manualidades o cuentacuentos, estas dos autónomas se alternan el seguir jugando con el desplazamiento que implica llevar a los pequeños a sus respectivos colegios. Además de alumnos del colegio de Pontecesures, del que se encuentran a un paso, se encargan de niños de infantil y primaria de los centros de Valga y Padrón, a donde les llevan en coche al empezar las clases. Un horario que depende del centro y del curso y al que se ciñen para que todos estén puntualmente en las aulas.

«En este momento tenemos diez niños y ya sabemos que hay alguno más que se incorporará en octubre», explica Iliana. El precio de los Desayunos Divertidos es de cuatro euros, una cantidad calculada a partir de los alimentos que compran y no del tiempo que se queden los pequeños con ellas. A partir de las 07.45 horas están disponibles en función de los horarios de los padres.

A pesar de ser el último servicio en incorporarse a una lista que libera a los adultos pero está pensada por y para los niños, todo en Pitufolandia es bastante novedoso. Hace menos de un año que Iliana dio el salto de Padrón a Pontecesures, momento en el que Natalia se sumó a la aventura. «Es una zona en la que no había nada por el estilo y decidí combinar mis ganas de trabajar con lo mucho que me gustan los niños», explica sobre los orígenes de la empresa. Hubo momentos en los que parecía que el proyecto se quedaba atrancado pero fue encontrando la palanca adecuada para darle el impulso que necesitaba para poder afirmar ahora que «aunque fue muy difícil, estoy contenta».

Tanto los servicios de canguro como la organización de actividades extraescolares fue evolucionando, logrando el objetivo de combinarlas. «Solo vamos a casa de los niños cuando están enfermos o hay otro añadido que lo haga necesario. La idea fue, desde el comienzo, juntar a todos los niños de los que nos hacemos cargo y estar con ellos haciendo actividades», relata Iliana. Así, los incluyen en las clases que organizan desde octubre hasta final de curso para todos aquellos que estén interesados. Los martes organizan en el Club Juvenil Aloha, una actividad, tal y como explica, con la que se quiere «fomentar la agilidad mental de niños con problemas, juegos y canciones». Gracias a la colaboración con centros y ayuntamientos, también organizan, entre otras, cantajuegos los lunes, zumba para niños y yudo los miércoles, y manualidades los viernes.

Organización de fiestas

Desde Pitufolandia también se encargan de la organización de fiestas de cumpleaños, comuniones y otras animaciones infantiles en fin de semana. Organizadas en función de la edad de los niños, el taller de globoflexia, el pinta caras y las yincanas (desde el juego de los rabos o el de las porterías hasta las carreras de relevo y sacos) son parte de la oferta que más está triunfando en estas celebraciones, que también pueden ser temáticas.

Completados los fin de semana, solo les quedaba por ocupar los períodos de vacaciones. Así lo hicieron: Pitufo Navidad, Pitufo Carnaval o el recién finalizado Pitufo Verano son las variantes con las que cubrir las fechas en los que no hay clases, pudiendo realizar actividades más amplias como las excursiones a la pajarería Teodoro (Padrón), a una pista de skate (con patines), una etapa del Camino de Santiago o el campamento de verano de una semana en Porto do Son, la experiencia más prolongada y a la que Iliana califica como «muy gratificante». Mucho ajetreo, pero no piensa en descansos: «En Navidades quiero preparar una escapada a la nieve», adelanta. Si el mundo no para, ella tampoco.

Zumba Kids, yudo y «cantajuegos» son algunas de las clases que hay durante el curso


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