«En el día a día tenemos lo básico aquí, desde las tiendas a cualquier cosa que necesitemos».
A Nuria Bermúdez las estadísticas no se le hacen extrañas. Lo que señalan las cifras se parece a lo que ella percibe en Pontecesures, la localidad a la que se mudó hace nueve años y la única de la comarca de Arousa en la que el número de nacidos continúa siendo superior al de defunciones. Aunque su hija Valeria pasará a contabilizar en los datos que se recojan del 2016, ha visto cómo los nacimientos aumentaron, aunque ligeramente, en los últimos años. «Parece que se empieza a ver más movimiento de niños. De hecho, mi percepción es que el número de bebés es mayor que hace unos años», señala.
Natural de Valga, se mudó a Pontecesures con su pareja, de Rois. A la hora de decidir donde instalarse, barajaron distintos factores, primando sus profesiones. Optaron así por un lugar ubicado entre ambos puestos de trabajo: mientras ella se desplaza cada días hasta Ribadumia, él lo hace hasta Padrón. Pontecesures les ofreció también otras comodidades. «En el día a día tenemos lo básico aquí. Está todo a mano, desde las tiendas a cualquier cosa que podamos necesitar. Queda, además, cerca de nuestras familias y de ciudades como Santiago y Pontevedra», explica sobre su elección.
Para criar a su hija Valeria les parece también un sitio adecuado por su tranquilidad. Precisamente hoy, cumple dos meses. Su reciente nacimiento podrá contribuir a que, en Pontecesures, siga elevándose la maternidad sobre las defunciones. Por edad se alejan del alumbramiento a los 49 años, cada vez con mayor peso en Galicia, pero superan la media de los gallegos que tienen su primer hijo, los 32. Nuria tiene 37 años y su pareja 40. Se hubieran animado antes, pero sus situaciones profesionales hicieron que lo fuesen posponiendo. Sobre su entorno en Pontecesures, señalan que «hay un poco de todo. La mayoría son padres al pasar de los treinta, tirando hacia los treinta y largos».
La Voz de Galicia
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