La crecida del Ulla dificulta la pesca artesanal de la lamprea en Herbón.
Manuel Vidal, de 77 años, con una de las lampreas que pescó ayer con la ayuda de la barca en los huecos del río en el lado de Herbón.
Los pescadores de Padrón capturaron ayer 25 piezas en un río bravo y peligroso por su elevado caudal
El Ulla ruge, «mete respeto», dicen los pescadores de lamprea de Herbón. Un mes después del comienzo de la campaña a su paso por el municipio de Padrón, el río está irreconocible por su elevado caudal, tanto que dificulta la captura artesanal del pez una vez que moverse por sus aguas con la barca de madera resulta hasta «peligroso» para pescadores que llevan medio siglo o más haciéndolo.
Ya lo dijo uno de ellos a principios de enero: la naturaleza «manda» y el estado actual del río contrasta y de qué manera con la de hay un mes, cuando el Ulla no llevaba el suficiente caudal para moverse por él. Ayer, Manuel Vidal (77 años), Juan Lago (74), Manuel López (55) y Antonio Rivera (42) se subieron una vez más a la barca para levantar cuatro de las siete redes que, a día de hoy, pueden echar a las aguas del Ulla, concretamente en el primer tramo de pesqueiras, conocidas como Areas. Esos cuatro huecos se localizan en el río del lado de Herbón y ayer capturaron un total de 17 lampreas, eso sí, con la barca asegurada con una cuerda atada a la orilla para no ser víctimas de la corriente de un río que se escucha a distancia. Las otro tres redes están del lado de Cortiñas y llegan a ellas a pie, de modo que ayer levantaron 8 piezas. En total, 25 lampreas, cuyo número supone uno de los mejores de esta campaña.
«O río está bravo», decía ayer Manuel Vidal, quien calcula que llevaba una profundidad de unos tres metros. «Con tanta auga hay averías», en alusión a que rompen las redes y tienen que arreglarlas. Además, el gran caudal hace que las redes se llenen de «porquería» que arrastra el río, tanta que incluso «aparecen tupidas e non hai quen as bote a barca». De hecho, para hacerlo los pescadores deben recurrir a un pequeño aparato manual que les ayuda a subirlas del agua, ayer bajo la mirada del vigilante de recursos naturales José Manuel Freire.
«Como cambiou o conto en pouco tempo», explica Juan Lago, en alusión a que hace un mes no podía echar todas las redes por falta de agua y, ahora, todo lo contrario, por exceso de caudal. De hecho, la campaña abrió el pasado lunes en el segundo tramo del río, en las denominadas pesqueiras de As Vellas, pero estos cuatro pescadores no pueden ir todavía porque las construcciones «están enterradas baixo a auga».
En cuanto a la calidad de las piezas, uno de los pescadores asegura que «hai de todo» mientras que otro añade que «este ano no hai lamprea boa». Del río Ulla directamente a los restaurantes y plazas donde el precio, según cuentan, no se corresponde con la poca cantidad que hay. «Coa crise a xente non che da máis de 20 euros por cada unha», explica uno. Si el cliente presenciara la pesca artesanal de la lamprea (los pescadores mano a mano con el río) se sonrojaría por un precio tan bajo.
LA VOZ DE GALICIA, 07/02/09
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